- La clasificación de peligrosidad de las sustancias químicas es —y debe seguir siendo— un proceso puramente científico, sin valorar los intereses económicos de la industria.
- La salud humana y la seguridad de nuestro medio ambiente dependen de una evaluación científica rigurosa e independiente.
La normativa europea, a través de un buen número de leyes, es la que regula el riesgo a la exposición a sustancias químicas de la población. La mayoría de estas normas son desconocidas para la ciudadanía que ha de hacer frente a las consecuencias de esta exposición invisible pero legal.
La página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico contiene mucha información útil sobre productos químicos y su legislación. Algunas de estas normas son las siguientes:
- Reglamento de comercialización de plaguicidas.
- Reglamento de comercialización de biocidas.
- Reglamento de productos cosméticos.
- Directiva sobre la seguridad de los juguetes.
- Reglamento REACH (Reglamento de Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas).
- Reglamento CLP( Reglamento de Clasificación, Etiquetado y Envasado de Sustancias Químicas).
Fuente: elaboración propia a partir de una infografía suministrada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
La clasificación de las sustancias químicas del Reglamento CLP es la base de todas las normas europeas que regulan el uso de las sustancias químicas. Dicho proceso de clasificación es exclusivamente científico y su finalidad es la identificación de la peligrosidad de las sustancias químicas. De esta forma, se garantiza un etiquetado e información adecuados para todos los usuarios, desde personas trabajadoras o consumidoras, hasta el público en general.
Esta clasificación, por sí misma, no conlleva restricciones ni prohibiciones. El Reglamento CLP y su clasificación son, por así decirlo, la pura expresión del conocimiento científico sin interferencia de lobbies ni otros grupos de interés, o al menos deberían serlo. Sin embargo, a veces la práctica desmiente a la teoría y se convierte en algo no tan cientiífico.
El caso de tres sales de litio
En 2019 la agencia francesa de Seguridad y Salud Alimentaria (ANSE) publicó un informe en el que se solicitaba a la ECHA (Agencia Europea de Sustancias Químicas) la clasificación de peligrosidad de tres sales de litio (carbonato de litio, cloruro de litio e hidróxido de litio), basada en pruebas de toxicidad para el desarrollo y efectos adversos sobre la fertilidad. Estas sales se utilizan principalmente en las baterías, pero también en las industrias del vidrio y la construcción.
Tal y como ocurre con otras muchas sustancias químicas, las tres sales han pasado desapercibidas y actualmente no tienen una clasificación de peligrosidad en la UE. No es un caso aislado: se calcula que en el mercado mundial hay aproximadamente 350.000 sustancias químicas , 70.000 de las cuales se han registrado en la última década, y muchas de estas sustancias todavía no se han clasificado.
La petición que hizo la ANSE para establecer una clasificación de peligrosidad de las tres sales de litio desencadenó el proceso regulatorio de clasificación:
- En diciembre de 2021 el Comité de Evaluación de Riesgos de la ECHA (RAC) emitió un dictamen a favor de la clasificación de la clasificación de las tres sales como “tóxicos para la reproducción” de la categoría 1A.
- La categoría 1A es la de mayor valoración de la peligrosidad, pues confirma que hay pruebas en seres humanos del peligro para la reproducción de las tres sales de litio.
- En julio de 2022, en una reunión del grupo de expertos CARACAL (Autoridades Competentes para el Reglamento REACH y el Reglamento CLP), que reúne a representantes de los Estados miembros, la Comisión Europea y las partes interesadas, se debatió la clasificación de peligro de las tres sales.
- A todo esto siguió un dictamen del Comité RAC que apoyaba la clasificación de las tres sales como tóxicas para la reproducción de categoría 1A.
Hasta ese momento, todo bien, nada irregular, tan solo la constatación de un procedimiento excesivamente largo y con intervención de varios comités. Este proceso debería haber acabado en la propuesta de la Comisión Europea de la nueva clasificación de peligrosidad de las tres sales.
La industria introduce dudas sobre la clasificación de la ECHA e incluye consideraciones económicas
Sorprendentemente, en la reunión de julio de 2022, la industria aprovechó para introducir argumentos erróneos en contra de la clasificación propuesta, incluyendo consideraciones económicas. Pero este tipo de consideraciones no tienen cabida en los debates científicos de clasificación de peligrosidad y, además, se trata de meras especulaciones que no se fundamentan en ninguna prueba sobre las consecuencias económicas de la regulación de las tres sales de litio.
El intento de la industria de hacer descarrilar el proceso de clasificación de las tres sales está fuera de lugar y no debería de ser permitido. Natacha Cingotti, responsable del programa de salud y productos químicos de HEAL, explica:
«No hay absolutamente ninguna razón para cuestionar las pruebas científicas que apoyan la identificación de los peligros de las sales de litio, que están documentadas de forma muy transparente en el dictamen del RAC, y los intentos tardíos de desbaratar la clasificación propuesta son irrelevantes tanto en el contenido como en la forma”.
El proceso de clasificación es demasiado lento y no necesita las “distracciones” de la industria
El proceso de clasificación de la peligrosidad de los productos químicos es demasiado lento y cualquier distracción tan solo añade retraso, ruido y una carga de trabajo adicional innecesaria. Ecologistas en Acción reiteramos que es el momento de centrarse en la ciencia, seguir adelante y acelerar el ritmo de la identificación de los peligros de las sustancias químicas. Nuestra salud y la seguridad del medioambiente depende de ello.