La Unión Europea debe prohibir el plástico PVC (policloruro de vinilo) en cumplimiento de sus propias leyes, como propone su Agencia de Sustancias Químicas.
El PVC suspende el examen de la UE
La Unión Europea debe prohibir el PVC en cumplimiento de sus propias leyes.
Ésta es la rotunda conclusión del informe de tres organizaciones europeas dedicadas al análisis de tóxicos: ClientEarth, European Environmental Bureau (EEB) y Zero Waste Europe.
Las tres ONGs llegan a esa conclusión tras analizar el informe de 2023 sobre la toxicidad del PVC y sus aditivos de la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA), que concluye que el PVC plantea un riesgo que carece de control adecuado.
El PVC lleva décadas bajo la lupa de las autoridades. Ya en el año 2000 la Comisión Europea reconoció que el PVC causa una amplia gama de problemas graves para el medio ambiente y la salud humana.
Más recientemente, en 2022, la UE incluyó el PVC y sus aditivos en su lista de sustancias químicas peligrosas que deben restringirse, conocida como la Hoja de ruta para la restricción.
Como seguimiento, le pidió a la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) que presentara un informe sobre los riesgos relacionados con el PVC y planteara recomendaciones de actuación. El informe, publicado en noviembre de 2023, concluye que el PVC plantea un riesgo inaceptable que carece de control adecuado. También que existen alternativas para sustituir la mayoría de los usos.
PVC: riesgo inaceptable que carece de control adecuado
En definitiva, para la ECHA la eliminación progresiva del PVC es la medida de gestión de riesgos más eficaz.
Por esta razón, las ONG piden la actuación inmediata de la Comisión Europea para eliminar progresivamente el PVC antes de 2030.
Pero la UE no hace nada para prohibir el PVC
Sin embargo, desde la publicación de ese esperado informe, la Comisión Europea no ha tomado ninguna medida concreta para prohibir el PVC y sus peligrosos aditivos. De hecho, el PVC sigue siendo uno de los tipos de plástico más producidos en el mundo.
Las ONGs sostienen que las pruebas aportadas por la ECHA justifican que la UE legisle ya, en forma de restricción, la eliminación del PVC y de sus aditivos más peligrosos, como los ftalatos, conocidos contaminantes hormonales que afectan gravemente a la salud.
La eliminación del PVC es ineludible en cumplimiento de la legislación.
Las características del PVC (riesgo inaceptable que carece de control adecuado) coinciden exactamente con las que requiere una sustancia para ser restringida en virtud de la ley sobre sustancias químicas europea REACH.
¿Por qué prohibir el PVC?
El PVC se utiliza en todo tipo de materiales: suelos, tuberías, envases, juguetes o dispositivos médicos. Es uno de los plásticos más producidos y utilizados en el mundo y también el plástico que más aditivos y de mayor toxicidad emplea.
Por su elevada toxicidad, el PVC se asocia a problemas sanitarios como el cáncer, las alteraciones reproductivas y los defectos congénitos. Además, partículas diminutas de PVC acaban en el medio ambiente, en donde permanecen durante largos periodos de tiempo.
La intensa presión realizada por la industria del PVC ha conseguido frenar los planes de restricción del PVC. La industria siempre ha insistido en que los beneficios sociales del PVC compensan los inconvenientes generales.
Se desconoce el riesgo de los dispositivos médicos de PVC
El informe de las ONGs destaca un error grave del análisis sobre el PVC de la Agencia Europea ECHA. Cuando la ECHA evalúa los riesgos asociados al uso de materiales de PVC por parte de los consumidores (ECHA, 2023a, p. 28), se centra en el uso en automoción, cuero artificial y envasado de alimentos.
Pero la ECHA no evalúa el riesgo para las personas usuarias del PVC en aplicaciones médicas, a pesar de afirmar que el 27% de las aplicaciones médicas contienen PVC, con un contenido medio de aditivos del 57% (ECHA, 2023c).
Los tubos médicos de PVC blando, como los empleados para vías intravenosas, sonda de alimentación o respiración, suelen utilizarse durante largos periodos de tiempo, exponiendo a las pacientes a aditivos tóxicos, algo que muchas personas sensibles vienen denunciando desde hace años:
«No he podido usar el respirador de oxígeno que me pautaron hace años porque los tubos eran de PVC. En cuanto me los ponía, me ponía enferma. Tras diez años solicitándolo, por fin he conseguido que los tubos sean de silicona«. Esto declara una persona con SQM que se ha puesto en contacto con nosotras.
También las unidades neonatales han notificado altas exposiciones a ftalatos en bebés que utilizan tubos de PVC (Bernard et al., 2023).
La exclusión de los productos sanitarios de la evaluación de riesgos es una laguna crítica dada la naturaleza prolongada e íntima de la exposición en estas aplicaciones.
Sin evaluación de microplásticos de PVC
La ECHA tampoco tiene en cuenta los riesgos relacionados con la exposición cotidiana a los microplásticos de PVC ni con determinados aditivos (principalmente ftalatos y retardantes de llama) que puede tener lugar en los ambientes interiores.
Según la Agencia Medioambiental del Reino Unido, la mayoría de las emisiones de aditivos es probable que se produzcan durante la vida útil de los artículos (UK EA, 2024). Así lo sugieren estudios de polvo, que identificaron microplásticos de PVC en apartamentos, oficinas, hoteles, aulas u hospitales. la fuente de los aditivos en nuestras casas son los materiales de construcción de PVC, muy utilizados durante décadas.
Tuberías de agua potable de PVC
Las tuberías de agua son un uso de PVC relevante, que supone hasta el 8% del PVC que se utiliza en la UE (ECHA, 2023c, p. 7).
Ecologistas en Acción denunció recientemente, tras analizar la lista de sustancias que los Estados pueden utilizar en materiales en contacto con el agua potable, que siga permitiéndose el PVC o cloruro de vinilo, clasificado por la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) como carcinógeno 1A, una categoría que se aplica a las sustancias cuando se sabe que son carcinógenas para los seres humanos basándose en la existencia de pruebas en seres humanos.