Según la UE, las sustancias tóxicas deben eliminarse de los productos habituales salvo si tienen un «uso esencial». Por eso, la industria química está presionando para hacer una definición de uso esencial que no afecte a sus beneficios.
Definición de «uso esencial»
La Unión Europea se ha propuesto prohibir todas las sustancias nocivas en todos los productos de consumo SALVO que esas sustancias nocivas tengan un «uso esencial».
La forma en que se defina ese uso esencial tiene gran importancia económica, de ahí que la industria química presione a la Comisión Europea para adaptar a su gusto el concepto, como demuestra una investigación del Observatorio de Corporaciones Europeo. Para su investigación, solicitaron acceso a documentos del departamento de Industria y de medio Ambiente de la Comisión, incluidas cartas de lobby y sesiones informativas, actas de reuniones, etc.
Originalmente, la publicación del concepto de uso esencial de la Comisión iba a producirse en 2022, junto a la revisión de la legislación sobre sustancias químicas REACH, que luego se retrasó hasta 2023. Pero aunque la revisión del REACH se ha pospuesto formalmente, los funcionarios todavía están trabajando para finalizar la comunicación sobre uso esencial, que aún podría publicarse antes de las elecciones de la UE.
El concepto de uso esencial se originó en el Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas sobre sustancias que agotan la capa de ozono. Muy resumido, viene a decir que todas las sustancias peligrosas deben ser prohibidas en los productos de consumo, excepto en casos muy limitados, cuando su uso es esencial para la sociedad y no existen alternativas aceptables.
Nuevo reto de la industria
Con el tiempo, el tratado de Montreal ha conseguido la recuperación de la capa de ozono y también la transición hacia alternativas más seguras, incluso para usos que antes se consideraban «esenciales».
El cambio a sustancias seguras y sostenibles debería ser un objetivo clave del concepto de uso esencial.
Pero la industria química está tratando de ampliar y debilitar la definición de «uso esencial» para excluir de la prohibición a las sustancias peligrosas que aún mantiene en sus productos cotidianos, como juguetes y envases de alimentos, cosméticos y detergentes.
A continuación exploramos algunos de los argumentos clave que ha empleado la industria para adaptar el «uso esencial» a su gusto.
Argumentos de la industria para su versión de «uso esencial»
Argumento 1: confundir deliberadamente el concepto de uso esencial con el de ‘uso seguro’
Según la industria, existe el uso seguro de sustancias nocivas en productos habituales. Pero en realidad, el «uso seguro» es un mito para aquellas sustancias para las que no existe un umbral de seguridad, como las sustancias cancerígenas, mutagénicas, nocivas para la reproducción o disruptoras endocrinas.
Es tan sencillo como contestar a esta pregunta: ¿Cuántos cigarros es seguro fumar? Efectivamente, para estas sustancias no se puede establecer un umbral de seguridad, lo que hace que la industria enfoque profundamente problemático.
A la industria le gusta el concepto de uso seguro porque le permitiría seguir empleando las mismas sustancias peligrosas que ya emplea en bienes de consumo cotidianos como chupetes, hilo dental o carcinógenos ya conocidos en lápices labiales, por dar sólo algunos ejemplos. Equilibrar el uso esencial con el «uso seguro» sería una licencia para seguir contaminando.
Argumento 2: todo es esencial
El segundo argumento de la industria es que todos sus productos son esenciales así que pueden llevar sustancias nocivas.
Particularmente vociferantes a la hora de usar este argumento son las industrias de fragancias y cosméticos, sin duda conscientes de que, por mucho que argumenten, las sustancias peligrosas en cremas y perfumes no pueden justificarse como necesarias para la salud, la seguridad o el funcionamiento de la sociedad.
Dos buenos ejemplos de su lobby: en 2022, en una reunión con la Secretaría General de la Comisión, la Asociación Internacional de Fragancias (IFRA) dijo que “las fragancias responden a las necesidades esenciales de los consumidores en productos diarios para la salud, el bienestar y la higiene”. O cuando Cosmetics Europe, el grupo de presión de la industria, dijo al Comisario Thierry Breton, el mismo mantra.
Argumento 3: Dejemos trabajar al mercado.
Según los análisis del Observatorio de las Corporaciones Europeas, el premio al lobby más descarado lo ganó ExxonMobil, cuando en una reunión con la Comisión (DG Grow) dijo: “El uso esencial debe dejarse en manos de el mercado; de lo contrario, veremos muchas consecuencias no deseadas. Hacer que un comité decida sobre el uso esencial es ideología en acción y significa el fin de la economía de mercado, que tantos beneficios ha traído«.
Por desgracia, la evidencia objetiva de la crisis de contaminación, que afecta a las personas y al medio ambiente en todo el mundo, se obstina en llevar la contraria a ExxonMobil.
Estos argumentos de la industria están calando hondo. Por eso, aunque nos encontremos en plena crisis de contaminación, climática y de biodiversidad, no existe un reconocimiento político colectivo de la necesidad de actuar.