Los invernaderos contaminan su entorno con plaguicidas

Invernaderos liberan plaguicidas

Los invernaderos son sistemas cerrados, según la legislación. Pero las muestras evidencian que emiten de plaguicidas al entorno.

En los invernaderos se permiten plaguicidas prohibidos

Precisamente, en base a la falsa «creencia» de que los invernaderos son estructuras estancas que no generan emisiones al medio ambiente, la legislación permite que dentro de los mismos se empleen plaguicidas prohibidos por la Unión Europea.

Es decir, existe un régimen de autorización y uso de plaguicidas especial para el interior de los invernaderos, que es menos estricto que el del exterior.

Ese régimen legal, a base de excepciones, permite que se empleen dentro de estas estructuras plaguicidas que han sido prohibidos en espacios abiertos por su elevada toxicidad, como por ejemplo, los neonicotinoides, insecticidas muy tóxicos para abejas y otros polinizadores..

Los invernaderos no son sistemas cerrados

Las excepciones legales para usar plaguicidas dentro de los invernaderos se basan en un supuesto: que son sistemas cerrados. Pero, ¿es esto verdad?

Por desgracia, los datos reales demuestran que sí hay emisiones desde los invernaderos a los ecosistemas circundantes.

Plaguicidas utilizados dentro de los invernaderos, algunos de forma exclusiva, se detectan fuera.

invernaderos contaminanEs el caso de las muestras de agua de humedales rodeados por invernaderos en Almería, en las que se detecta el fungicida Metalaxil-M permitido únicamente para uso interior por su elevada toxicidad.

Además de este fungicida, la muestra tomada en el humedal de Sotomontes evidencia la elevada contaminación del mismo por otros 22 plaguicidas diferentes, 9 de ellos no aprobados en la UE, a pesar de estar rodeado únicamente de estructuras supuestamente estancas. Es de gravedad que 19 de los plaguicidas detectados se encuentren en concentraciones individuales superiores al umbral propuesto recientemente por la Comisión Europea, de 0,1 μg/l, y que la concentración total de plaguicidas, de 5,9 μg/l, sea unas 12 veces superior al umbral propuesto por la Comisión Europea para la suma de plaguicidas, de 0,5 μg/l. En una segunda muestra, tomada en la albufera de Adra, además del Metalaxil-M, se detectaron otros 7 plaguicidas, 1 de ellos prohibido en la UE.

Ambas muestras forman parte del informe “It rains pesticides from greenhouses” (Llueven plaguicidas desde los invernaderos. El fin de un mito), colaboración de PAN Europe y Ecologistas en Acción. Con datos de varios países, el informe demuestra que la contaminación desde los invernaderos existe y no solo en España, sino en toda la UE.

También glifosato

Un segundo estudio, esta vez de Ecologistas en Acción en solitario, se ha basado en los análisis del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de tres muestras tomadas en el río Aguas, la rambla Morales y la desembocadura del río Antas.

Todas las muestras evidencian una elevada contaminación por glifosato. Se detectaron, respectivamente, concentraciones de 16,75 µg/l, 35,55 µg/l y 0,25 µg/l, todas superiores a la norma de calidad de 0,1 µg/l establecida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miterd).

El glifosato se emplea dentro de los invernaderos, según sus defensores para eliminar completamente las malezas «Cuando sus invernaderos están vacíos».

Y es otra de las sustancias que escapan de estas estructuras

Necesario un cambio legal

Una vez demostradas las emisiones desde los invernaderos, queda claro que no son sistemas cerrados. Por ello, las autoridades europeas y españolas deben cambiar la legislación.

Urge un cambio legal que no permita el uso en el interior de los invernaderos de sustancias prohibidas en el exterior.

Por otro lado, España y las Comunidades Autónomas deben establecer reglas específicas para el uso de plaguicidas dentro de los invernaderos, que tengan como objetivo la reducción del impacto de los mismos, algo que ya hacen otros países de la Unión Europea. Y como primer e imprescindible paso, deben informar al Ministerio de Agricultura sobre los  plaguicidas que emplean y las cantidades de los mismos, algo que en la actualidad el Ministerio reconoce ignorar.

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