El 40% de los alimentos analizados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria contenía uno o varios de los 123 plaguicidas detectados, un tercio de los cuales no están autorizados.
Demasiados plaguicidas en la comida
El 40% de las muestras de alimentos vendidas en España en 2021 tenían residuos de uno o más de 123 plaguicidas, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) dependiente del Ministerio de Consumo.
Como cada año, Ecologistas en Acción estudia los datos de residuos de plaguicidas en alimentos realizados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Según los últimos datos disponibles, correspondientes a alimentos vendidos en 2021, el 40% de las muestras tenían uno o varios residuos de 123 plaguicidas, lo que supone un aumento de la contaminación de un 5% respecto al año anterior.
Es preocupante que 46 de los plaguicidas cuyos residuos estaban en los alimentos a la venta eran sustancias no autorizadas por la Unión Europea.
También preocupa que sigan presentes en los alimentos restos de 66 de plaguicidas con capacidad de alterar el sistema hormonal o disruptores endocrinos, que pueden causar daños a la salud y al medio ambiente en muy pequeñas cantidades.
Frutas y verduras, las más contaminadas
Como en años anteriores, las frutas y verduras son los alimentos más contaminados por plaguicidas: en total, 121 plaguicidas contaminan el 43% de las muestras. De ellos, 65 eran disruptores endocrinos.
Los dos alimentos con mayor número de plaguicidas fueron las uvas de mesa con 51 sustancias y los pimientos dulces con 32. En cuanto a las muestras de origen animal, el 3,39 % contenían de plaguicidas, como el prohibido DDT.
Soluciones
El porcentaje de muestras en que los plaguicidas superaban los límites legales fue de 2,52%. Aunque sea preocupante que los incumplimientos hayan aumentado un 44% respecto al año anterior, en principio es un porcentaje de incumplimiento legal bajo.
Pero no debemos olvidar que en el 40% de las muestras había algún residuo de una o más sustancias tóxicas, que forman un cóctel cotidiano del que se desconocen sus efectos. La comunidad científica alerta de una mezcla de bajas cantidades de distintos tóxicos causa efectos adversos en los modelos animales y celulares. Además, para algunos plaguicidas, como los disruptores endocrinos, basta con una pequeña cantidad, inferior al límite legal, para activar el sistema hormonal.
Lavar o pelar los alimentos es necesario para eliminar suciedad, pero no elimina todos los plaguicidas de la piel, ni mucho menos los que están dentro del fruto. Tampoco los alimentos ecológicos son la solución porque solo una parte de la población pueden permitírselos.
La auténtica solución es garantizar alimentos sin plaguicidas (o como mínimo, con muchos menos) y accesibles para todo el mundo. Y para eso, debemos exigir al gobierno, en concreto al Ministerio de Agricultura, que apoye con todos los medios posibles el cambio a una agricultura que cultive sin plaguicidas.
Por cierto, que el apoyo a la agricultura sin tóxicos también es necesario para cumplir los compromisos a los que se quiere acoger la Unión Europea, en su Reglamento de Uso Sostenible de Plaguicidas. Entre otros, la reducción del 50% del uso y la toxicidad de plaguicidas para el año 2030.