Microplásticos en el agua potable de ciudades españolas

Un estudio demuestra la presencia de microplásticos en el agua potable de varias ciudades españolas. ¿Qué se puede hacer para evitar esta contaminación?

El plástico que sale por las tuberías de tu hogar vuelve a tu boca

Un reciente estudio de la Red EnviroPlaNet de investigación de plásticos en el ambiente, encuentra microplásticos en el agua potable de varias regiones de España. El agua de red de Madrid, era la que más microplásticos contenía, aunque los residuos plásticos aparecieron en todas las muestras con una concentración bastante similar.

No sorprende que los microplásticos contaminen el agua del grifo: están en el aire que respiramos, en los océanos, en la placentay en nuestro cuerpo. Por cierto, el plástico también contamina el agua embotellada.

Según el estudio, el origen más probable de los microplásticos en el agua potable son las tuberías de los hogares, que llevan plásticos de lavadoras y otros objetos a las aguas residuales. Las depuradoras de aguas residuales situadas aguas arriba liberan sus aguas (con los microplásticos sin filtrar) a las zonas de abastecimiento de las estaciones de tratamiento de agua potable.

Un gran generador de microplásticos es la lavadora. Ya hace años se demostró la gran cantidad de fibras de plástico que liberamos con cada lavado. Porque hoy en día, mucha ropa es plástico y al lavarla, desprende fibras de plástico que no se filtran en origen. La ropa que no es de plástico libera otras fibras, por ejemplo de algodón, que han encontrado en el estudio. Estas fibras teñidas también son fuente de tóxicos, como los colorantes.

Nueva norma de agua potable

La nueva normativa de agua potable, el RD 3/2023 que establece los criterios técnico-sanitarios de la calidad del agua de consumo, su control y suministro, establece una lista de contaminantes cuyos valores obliga a medir y respetar para que el agua se considere como apta para el consumo humano.

La lista actual consta de 4 sustancias, dos disruptores endocrinos (17β-estradiol, nonifenol) y dos medicamentos (azitromicina y diclofenaco). Pero la normativa prevé incluir en esta lista a los microplásticos antes de 12 de enero de 2024 tal y como le obliga Europa con su Directiva 2020/2184, de calidad de agua de consumo humano.

Es decir, a partir de 2024, se podrá evitar el consumo de agua potable que supere unos determinados valores de microplásticos.

Cuestión de cantidad, o no

El estudio determina que los microplásticos detectados fueron poliamidas, poliésteres y poliolefinas, todos ellos procedentes de objetos habituales y prendas textiles. También estima que la masa media de microplásticos en el agua potable fue de 45,5 nanogramos por litro.

Según los autores: “Consumiendo 1.5 L de agua todos los días se necesitarían 40 años para llegar a ingerir 1 miligramo«, «lo que muy probablemente indica que el riesgo para la salud humana es insignificante”.

Por desgracia, esa valoración del riesgo como insignificante no tiene en cuenta la acción sobre la salud de los más de 3.200 sustancias preocupantes que contiene el plástico según la el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Tampoco que esas pequeñas partículas actúan como caballos de Troya, introduciendo patógenos en el cuerpo humano.

Ni se plantea el grave daño a los ecosistemas acuáticos que producen los microplásticos, que se introducen en vegetales y animales y liberan en el agua tóxicos como los disruptores endocrinos, con un efecto devastador en la fauna silvestre.

La normativa de agua potable debe medir la presencia de microplásticos en nuestro agua, pero sin olvidar que debemos reducir la producción y el consumo de plástico y relegar este material a usos estrictamente esenciales.

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