¿Somos cada vez menos inteligentes?

· La función cerebral suele evaluarse mediante test de inteligencia que dan como resultado un cociente intelectual o CI.

· Desde la década de los 90, las puntuaciones de CI han ido bajando. El declive de la inteligencia está bien documentado en Europa, Estados Unidos y Australia.

· Entre las múltiples causas de esta bajada de la inteligencia, nos centramos en una: los disruptores endocrinos.

 

Presuntos culpables: contaminantes hormonales

Muchas pueden ser las causas del declive de la inteligencia, entre ellas las propias técnicas de medición del cociente intelectual. Sin embargo, los profesores Barbara Demeneix y R. Thomas Zoeller afirman que las exposiciones químicas dañan la función cerebral de nuestras hijas e hijos.

Todos los bebés que nacen en los países industrializados reciben, como herencia de nuestra sociedad, la contaminación a un cada vez más elevado número de sustancias químicas.

Muchas de estas sustancias alteran el normal desarrollo de las personas, especialmente de las más vulnerables, como lo es la infancia.

Por tanto, reducir la exposición química ambiental de nuestras ciudades, pueblos y de nuestro medio ambiente es la mejor manera de proteger y mejorar la salud física y mental de niñas y niños.

 

 

La exposición a más de 200 disruptores endocrinos es una agresión a la infancia

Los recién nacidos están preexpuestos a más de 200 sustancias que alteran el normal funcionamiento del sistema endocrino.

Estas sustancias se encuentran en todos los ecosistemas, desde las ciudades, los polígonos industriales, las explotaciones agrarias, hasta los polos, las fosas de los océanos, etc. En el exterior de nuestros cuerpos y también en nuestro interior. Y lo que es peor: también están en el líquido amniótico y están en contacto con los bebés en sus primeros nueve meses de vida cuando sus cerebros se desarrollan vertiginosamente.

La exposición química continúa a lo largo de la vida de estos bebés: en la leche materna o de fórmula, en el aire, en el agua, en los alimentos, en los productos de consumo, en los lugares de trabajo.

El continuo contacto con estas sustancias tóxicas constituye una agresión contra las nuevas generaciones.

Los principales culpables del deterioro intelectual

Los principales culpables son:

  • Los ftalatos que se encuentran en muchos productos de consumo: cosméticos, envases, alimentos procesados.
  • El perclorato que se encuentra en fuegos artificiales, airbags, envases alimentarios.
  • El flúor.
  • El BPA (bisfenol A) en envases sobre todo.
  • Los PCB (bifenilos policlorados que principalmente se usaban como aceites lubricantes, dieléctricos, pinturas, etc.)  y el insecticida DDT. Estas dos sustancias se prohibieron hace décadas pero aún permanecen en nuestro medio ambiente.
  • El mercurio.

Es necesario romper el círculo vicioso

Los dos profesores afirman con rotundidad que hay que romper el círculo vicioso. El primer paso es la información, para que las personas sean conscientes de este grave problema y reduzcan su exposición personal y la de sus criaturas. Debemos convertir el carro de la compra en un “arma” contra los disruptores endocrinos.

Pero ante todo, debemos encontrar la voluntad política para reducir la contaminación e insistir para que el sistema regulador europeo (principalmente el Reglamento REACH), que ha permitido esta debacle, se transforme en una herramienta eficaz que evite la contaminación química desde su origen.

Como tantas otras veces, la ciencia ha señalado el peligro y sus culpables. Es hora de que las administraciones públicas prioricen la salud de nuestros hijos e hijas.

 

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