El Parlamento Europeo pidió a la Comisión acción urgente frente a los disruptores endocrinos en el último plenario antes de las elecciones.
Regulación de los disruptores endocrinos
Nos exponemos a los disruptores endocrinos en alimentos, envases, plásticos y ropa, cosméticos, agua potable, muebles o juguetes. Sólo en las peras, puede haber residuos de hasta 16 disruptores endocrinos diferentes.
«Los disruptores endocrinos son omnipresentes en nuestro entorno y se relacionan con problemas de salud graves, como la obesidad, la diabetes, los cánceres hormonodependientes y daños en el desarrollo neurológico e intelectual«.
El párrafo anterior es parte de la última comunicación de la Sociedad Internacional de Endocrinología que intenta que las autoridades regulen los disruptores endocrinos.
La falta de una regulación transversal resultaría impensable con otras sustancias peligrosas como las cancerígenas.
Sin embargo, en el caso de los disruptores endocrinos, la ausencia de una regulación transversal permite que la exposición a pequeñas dosis en alimentos, cosméticos o plásticos sea continua.
Resolución histórica
Hasta el momento, la Comisión Europea ha ido retrasando la regulación de los disruptores endocrinos, a pesar de la creciente preocupación de la población.
La falta de acción ha motivado que, el pasado 18 de abril, una gran mayoría de 447 de los 502 europarlamentarios apoyaran una resolución en la que piden a la Comisión que actúe inmediatamente frente a los disruptores endocrinos.
Esta petición de la Eurocámara se produce gracias a la evidencia científica sobre el daño potencial que los contaminantes hormonales, que quedó patente en el informe encargado por su propia Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo.
La resolución critica la falta de acción de la Comisión Europea y le pide que presente un plan de acción concreto y propuestas legislativas para eliminar los disruptores endocrinos de los cosméticos, juguetes y envases de alimentos para junio de 2020.
Algunos Estados miembros de la UE, como Bélgica, Francia, Suecia o Dinamarca, ya están tomando medidas contra los disruptores endocrinos para compensar la inacción a nivel europeo.
España, por el contrario, no está llevando a cabo ninguna acción individual para proteger a su población y medio ambiente.
Es necesaria una estrategia europea sobre contaminantes hormonales que proteja por igual a toda la población y ecosistemas europeos frente a los tóxicos.