Este año, el día mundial contra el cáncer tiene el lema «Nosotros podemos. Yo puedo» y hace hincapié en que muchos casos de cáncer se podrían prevenir evitando la exposición a factores de riesgo, como pueden ser los tóxicos hormonales (EDCs).
Cada vez son más los estudios que muestran la relación entre la exposición a contaminantes hormonales y la aparición de cáncer en órganos dependientes de las hormonas, como tiroides, mamas, testículos, ovarios, útero o próstata.
Una de las primeras investigaciones que demuestra la relación entre la exposición a disruptores endocrinos y una mayor posibilidad de desarrollar cáncer fue la realizada en Estados Unidos por Cohn BA . Su estudio muestra que la exposición a contaminantes hormonales, en particular DDT, en la edad fetal cuadruplica la probabilidad de desarrollar cáncer de mama 50 años más tarde, en la edad adulta. (Ver estudio)
Esta investigación también refleja una de las principales características de los disruptores endocrinos: sus daños a la salud pueden surgir muchos años después de la exposición, incluso en las generaciones futuras.
Otro ejemplo más reciente y que incorpora ya el conocimiento sobre células madre muestra cómo la exposición temprana a contaminantes hormonales (EDC) como el Bisfenol A, puede «reprogramar» las células madre y derivar en células de próstata cancerosas en edad adulta. (Ver estudio)
“Alrededor de una tercera parte de todos los cánceres es prevenible” Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas
¿Cómo podemos prevenir?
Una de las formas de prevención a nuestro alcance es reducir la exposición a sustancias químicas que sean factores de riesgo, como son los disruptores endocrinos.
Reducir paulatinamente la exposición a los contaminantes hormonales no es tan difícil. Podemos adquirir hábitos alimentarios saludables, evitando los alimentos para cuya elaboración se haya utilizado pesticidas o aditivos alimentarios. También reduciremos nuestra carga química al evitar utensilios de cocina de plástico, cosméticos y productos de limpieza con ftalatos y Bisfenol A. Sin olvidar los contaminantes que se esconden en la ropa o en los muebles de PVC y material informático. En este blog, hemos repasado consejos particulares para todos estos ejemplos. Algunos consejos sencillos podéis encontrarlos aquí, en el folleto de nuestra campaña.
Todas estas acciones son incluso más importantes en el caso de mujeres embarazadas y bebés, para los que exposiciones a pequeñísimas cantidades pueden generar daños irreversibles.
Por último, debemos seguir presionando a nuestros gobiernos, estatal y europeo, que son los que tienen la potestad para defender nuestra salud y exigir a los fabricantes que eliminen la presencia de estos tóxicos en los productos de uso diario.
Los 22 millones anuales de nuevos casos de cáncer que prevé el último Informe Mundial del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), bien merece el esfuerzo.
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