Tras décadas de denuncia pública frente al bisfenol A, Europa lo reduce en 100.000 veces en envases alimentarios y confirma que daña el sistema hormonal humano. Pero existen dudas sobre esta victoria de la salud frente a la industria del plástico…
La EFSA reduce (mucho) el BPA en envases de alimentos
El bisfenol A se encuentra, sobre todo, en los envases de policarbonato (por ejemplo, las botellas grandes de agua) y en las resinas epoxi como las que recubren las latas de conserva.
La Agencia de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha decidido reducir en 100.000* veces la cantidad de bisfenol A (BPA) presente en los envases de alimentos.
*NOTA: corregido. La EFSA propone reducir del actual límite de BPA de 4 microgramos a 0,04 nanogramos, es decir, una reducción de 100.000.
Esta medida, aplaudida por las organizaciones de la salud y ecologistas, implica que la cantidad de este contaminante hormonal que acaba en nuestros alimentos será muy inferior a la actual, por lo que es una gran noticia.
Derrota de la industria en el Tribunal Europeo
Casi al mismo tiempo, el Tribunal de Justicia de la UE confirma que el bisfenol A es una «sustancia muy preocupante» porque es un disruptor endocrino que afecta al sistema hormonal humano.
Algo que la ciencia viene asegurando desde hace años: el bisfenol A fue creado en un laboratorio como una hormona sintética femenina. Finalmente, acabó empleándose como elemento básico del plástico policarbonato, un plástico duro y transparente, revolucionario en su momento.
El trabajo incansable durante décadas de la comunidad científica, en gran parte española, como el equipo del Doctor Nicolás Olea, ha ido consiguiendo protección frente a este tóxico. Por ejemplo, que se dejara de emplear para fabricar biberones para bebés. Pero por desgracia, sigue en otros muchos objetos, muchos de ellos infantiles. Así, someten a la infancia y adolescencia en desarrollo a una hormonación sintética no deseada.
Muchos estudios han relacionado la exposición a bisfenol A con el desarrollo de cáncer de mama. Incluso se ha retirado de los recibos de supermercado por su afección a la fertilidad de las trabajadoras en edad de ser madres.
Nuestras dudas razonables
Desde Ecologistas en Acción queremos hacer públicas serias dudas sobre la victoria de la salud frente a la industria del plástico.
En primer lugar, la decisión de reducir en 10.000 veces el BPA en envases está en consulta pública hasta el 8 de febrero. No se puede asegurar que se mantenga ante la presión de la industria fabricante (sólo en España se fabrican 500 millones de kilogramos de BPA).
Hace pocos años, la EFSA no vio peligro para la salud en el BPA. Por eso llama la atención que, sin nueva evidencia sobre su toxicidad, se decida a hacer una reducción tan potente ahora.
En segundo lugar, no está claro qué alternativa va a utilizar la industria para la fabricación de plásticos. El bisfenol A es sólo un miembro de una extensa familia, la de los bisfenoles. Otros miembros de la familia son menos conocidos por la opinión pública pero incluso más tóxicos que el BPA. Se trata de sus primos el bisfenol S, el bifenol F, el Z…
Hay una auténtica sopa de bisfenoles con menos evidencia científica (pero que pueden ser más tóxicos) que podrían ser utilizados por la industria de plásticos.
Al cambiar el BPA por cualquier otro bisfenol se volvería a poner el contador a cero: si para que Europa tome medidas efectivas contra el bisfenol A han hecho falta más de treinta años y toneladas de evidencia científica sobre su toxicidad, podrían hacer falta otros tantos para eliminar a todos sus primos del entorno.
La única solución es abandonar la producción de toda la familia química, lo que supone dejar la producción de un tipo plástico. Un sueño que no creemos que la industria comparta.
Mientras tanto, la población se seguirá viendo expuesta a un riesgo innecesario. Esperemos que, como primer paso, el dictamen del futuro científico se ratifique políticamente y nos libremos del BPA.
Mientras, siempre podemos evitar, o al menos reducir en los posible, el uso de plástico en nuestra vida.