El plástico PVC es uno de los más empleados en nuestra vida diaria y también, uno de los más desconocidos y tóxicos ya que contamina durante su fabricación, su uso y el final de su vida.
Los plásticos están contaminando el planeta y a todos sus habitantes. Además de la contaminación física tan obvia (bolsas de plástico obstruyendo los estómagos de aves marinas o cetáceos), hay otra mucho más sutil pero no por ello menos letal: la contaminación química producida por trozos diminutos de plástico y moléculas que se desprenden de este material.
Para acabar con la contaminación plástica, debemos conocer a nuestro enemigo. Qué tipos de plástico hay, dónde se utilizan y qué problemas llevan relacionados.
El plástico PVC
El PVC o «cloruro de polivinilo» es un ejemplo perfecto de los muchos peligros que se derivan de la química de los materiales plásticos.
También llamado simplemente «vinilo», se utiliza en productos que van desde los revestimientos de las casas hasta las tuberías de agua potable, pasando por los juguetes para piscinas o la ropa de cuero sintético.
El plástico PVC lleva el código de reciclaje 3, aunque el tipo de productos que se producen con él raramente se pueden reciclar.
Es importante tener en mente que el monómero o pieza fundamental que compone el PVC es el «cloruro de vinilo», un potente carcinógeno. El riesgo de este tóxico afecta principalmente a los trabajadores de las fábricas donde se fabrica el PVC.
Los aditivos del PVC
Pero esto plantea sólo el principio de los peligros del PVC. Más del 70% de los aditivos utilizados en el mercado mundial de plásticos se emplean en su fabricación.
Por ejemplo, para añadir estabilidad a los polímeros de PVC, a menudo se ha añadido plomo al plástico. El plomo, una potente neurotoxina, no está no está ligado al material plástico y puede desprenderse fácilmente.
Un ejemplo: Las luces navideñas que se venden en California llevan una advertencia para que el usuario se lave las manos después de montarlas, ya que los cables recubiertos de PVC contienen cantidades significativas de plomo. Aunque el uso del estabilizador de plomo en el PVC ya ha sido prohibido en Europa, la industria sigue defendiendo el derecho a reciclar el PVC contaminado con plomo, una práctica que garantizaría la contaminación de los circuitos de reciclaje en el futuro.
Por último, el PVC es un plástico muy duro. Cuando se desea suavidad y flexibilidad, se puede conseguir añadiendo grandes cantidades de ftalatos, una clase de sustancias químicas que incluye muchos disruptores endocrinos, es decir, sustancias que afectan al sistema hormonal de humanos y animales.
Por ejemplo, las bolsas de sangre y otras bolsas intravenosas suelen estar hechas de PVC, con ftalatos para hacerlas flexibles, lo que da lugar a enormes dosis de ftalatos que alteran el sistema endocrino en los pacientes con tratamientos intravenosos extensos, como los pacientes de diálisis o los bebés en cuidados intensivos neonatales.
Los ftalatos más peligrosos y de uso más extendido han sido prohibidos en Europa pero muchos otros ftalatos siguen en el mercado.
Dioxinas y furanos
En el otro extremo de su ciclo de vida, la incineración del PVC crea unos carcinógenos extremadamente potentes llamados dioxinas y furanos. Estos peligrosos subproductos son mucho más comunes cuando los plásticos se queman a bajas temperaturas, un método muy común de eliminación de residuos en gran parte del mundo.
Las dioxinas y los furanos persisten indefinidamente en el medio ambiente y son transportados a grandes distancias por aire y mar.
Hoy en día, tanto personas como fauna silvestre, incluso en las regiones más remotas del Ártico a miles de kilómetros de la incineradora más cercana, transportan niveles peligrosos de dioxinas producidas por la quema de PVC.
¿Cómo evitar esta contaminación?
Aunque la legislación europea avanza en la prohibición de ciertos tóxicos presentes en el PVC, como el plomo, su avance es demasiado lento. Por eso, la mejor opción es evitar el uso de productos fabricados con este material tóxico, siempre que sea posible.
Si ya tienes estos materiales en tu casa, se recomienda ventilar al menos dos veces al día, especialmente cuando uses calefacción. Y si compras un juguete de plástico PVC (habitual en juguetes de playa), déjalo varios días al aire antes de dárselo al niño o niña. Así, al menos una parte de los compuestos volátiles se habrán eliminado.
Fuente de la información: Turning the plastic tide. Health and Environment Alliance, 2020.