Nanoplásticos, una nube de contaminación invisible

La UE está redactando una propuesta para prohibir los microplásticos ya que, según advierte, la situación está fuera de control y este problema será un «riesgo generalizado dentro de un siglo». Sin embargo,los grupos de presión de la industria se están esforzando mucho para eximir de esta prohibición a los nanoplásticos, la forma más peligrosa de estos compuestos. Si esto sucede, el remedio podría ser peor que la enfermedad.

 

La enorme y creciente producción de plástico y sus desechos están creando una inmensa nube de micropartículas que contamina todos los entornos conocidos: el aire que respiramos, los alimentos que comemos, la nieve del Ártico, los suelos de las montañas o los océanos más profundos. Un ejemplo: los microplásticos se encuentran en todas las especies de peces comerciales. No puedes verlos, pero están ahí.

Los microplásticos se desprenden de los productos que los contienen. Son residuos plásticos diminutos, casi invisibles y altamente perdurables,  en su mayoría polietileno o poliuretano, saturado de sustancias químicas tóxicas añadidas o contaminantes químicos absorbidosdel ambiente. Este problema medioambiental y de salud a nivel global es tan invisible como grave y urgente.

Reconociendo esta amenaza, los líderes de la UE consideran el plástico como un peligro para el medio ambiente y la salud que justifica una rápida acción legal en toda Europa. Por ello, en 2019 se encargó a  la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos que preparase una propuesta para prohibir todos los microplásticos añadidos a los cosméticos, pinturas, detergentes y casi todos los demás productos de consumo y comerciales en los que se utilicen para rellenar, aglutinar, recubrir, absorber, espesar, ser abrasivos o controlar la liberación de medicamentos o pesticidas.

Esta prohibición evitaría que entre 10.000 y 60.000 toneladas de plástico se filtren al medio ambiente cada año. En comparación con el plástico que se libera en las playas, los ríos, la tierra o que sale de nuestras lavadoras, los microplásticos (hayan o no hayan sido añadidos intencionalmente) son tan solo la punta del iceberg en el océano de contaminación plástica. Pero 60.000 toneladas tampoco es poca cosa, y la UE da en la diana cuando afirma que esta producción de plástico y contaminación debería detenerse. Hasta aquí, la propuesta es una buena noticia.

 

Peor el remedio que la enfermedad

Según documenta un informe de la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), los grupos de presión corporativos han influido de manera evidente en  la redacción de la normativa sobre microplásticos, que actualmente está en proceso de elaboración. De esta manera, han sido capaces de imponer sus intereses y se ha rebajado la ambición de la restricción de estos compuestos.

Empresas como BASF, Chemours, Chevron, Dow, DuPont, Exxon e Ineos se han unido en grupos como PlasticsEurope y CEFIC, sumándose así al esfuerzo del lobby de la agricultura intensiva y las grandes empresas de cosméticos de CosmeticsEurope.

La principal forma en que estos grupos de presión han logrado influir en el borrador de la propuesta es sacando de la prohibición a los nanoplásticos, que pueden ser más dañinos para nuestra salud que las partículas microplásticas más grandes, porque pueden penetrar más fácilmente en nuestro cuerpo y dañar las células. Si esta exención se apruebase daría una situación perversa y contradictoria: los microplásticos se prohíben por su peligrosidad pero se reemplazan por nanoplásticos que conllevan más riesgo.

Más aún, el borrador de la UE ofrece a los fabricantes un incentivo para cambiar la producción de microplásticos a nanoplásticos. Cabe recordar que las industrias de tintas y cosméticos ya están usando nano en lugar de microplásticos, y un número increíblemente alto de comentarios de la industria pidieron la exención de nano.

Asimismo, estos grupos de la industria han conseguido retrasar la entrada en vigor de la prohibición, que comenzará a ser eficaz para reducir las emisiones (en un 50 %) después de 2028 y solo reducirá la mayoría de las emisiones después de 2030. También han convencido a la ECHA de que proponga una excepción para el uso de microplásticos en campos deportivos.

Por último, se quiere eximir de la prohibición al plástico con  etiqueta  ‘biodegradable’ que, sin embargo, no es degradable en ciertas condiciones reales. Esto supone una falsa solución: un sello de aprobación que tranquiliza pero engaña. Los microplásticos que supuestamente se degradan en el medioambiente también pueden dañar la vida acuática, por lo que la solución debería dirigirse no tanto a utilizar plásticos desechables sino hacia alternativas reutilizables.

En agosto de 2020 ha tenido lugar una ronda final de consulta pública sobre la prohibición de los microplásticos. Los gobiernos de los Estados miembros votarán en 2021 y se espera que la restricción entre en vigor a principios de 2022. Estaremos pendientes de la resolución. Mientras tanto, y a día de hoy, lo que podemos asegurarnos es que los productos con la etiqueta ecológica de la UE ya están libres de microplásticos.

 

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Este artículo está elaborado a partir de la traducción de la nota de prensa de la EEB, ‘La UE se preparar para empeorar la prohibición de los microplásticos’.

Si quieres acceder al informe completo de EEB puedes entrar en este enlace: https://eeb.org/library/eu-microplastics-ban-how-industry-pressure-led-european-chemicals-agency-to-dilute-its-proposals/

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