Dos buenas noticias acerca del proceso de prohibición del bisfenol A y los ftalatos, tóxicos invisibles del plástico que alteran el sistema hormonal de personas y animales. ¡Los queremos fuera de nuestros cuerpos y fuera de los ecosistemas!
BPA y ftalatos en nuestros cuerpos
La siguiente infografía, del programa DEMOCOPHES Europa, pone de manifiesto que el bisfenol A y los ftalatos (metabolitos MEP, metabolitos DEHP. MBzP, MiBP y MnBP) están en los cuerpos de más del 90% de los niños y madres españolas.
El bisfenol A (BPA)
El bisfenol A fue creado en un laboratorio farmacéutico como hormona sintética femenina. En la fase de prueba de la nueva sustancia, el equipo investigador vio que los daños a la salud hormonal y reproductiva eran tan grandes que el compuesto no se podía comercializar como producto farmacéutico.
Para amortizar el gasto en investigación, decidieron encontrar nuevos usos. Y encontraron que el BPA podía usarse como pieza elemental de un tipo de plástico: el policarbonato (identificado con el código 7).
Ese fue el comienzo de la fabricación de multitud de objetos de plástico tan comunes como bolígrafos, biberones, botellas de agua. También recubre el interior de las latas de alimentos en conserva y otros envases alimentarios.
El bisfenol A también se utiliza para fabricar papel térmico, (se ha encontrado en el 95% de los tickets de la compra). Incluso se encuentra en la ropa, como ha demostrado un estudio de la Universidad de Granada que lo detectó en 9 de cada 10 calcetines para bebés de 0 a 4 años.
La presión de las organizaciones ecologistas y de consumidores ha conseguido que se elimine el uso de este xeno-estrógeno en ciertos productos, como los biberones (que exponían a bebés a dosis diarias de hormonas) y a partir de 2020, los tickets de la compra.
Las investigaciones relacionan la exposición al BPA, especialmente durante la gestación, con malformaciones en el aparato genital y urinario, infertilidad, obesidad, daños al desarrollo cerebral y cáncer en órganos dependientes de las hormonas, como el cáncer de mama. Además, sus daños no se reducen solo al ser humano ya que también puede afectar a los animales silvestres.
La robusta evidencia científica hizo que en 2017 la Agencia de Sustancias Químicas Europea (ECHA) incluyera al bisfenol A en la lista de sustancias altamente preocupantes de la normativa de sustancias químicas europea REACH, por considerarlo disruptor endocrino y tóxico para la reproducción.
Fue el primer paso hacia la sustitución de este tóxico de los productos, algo que la industria del plástico no iba a permitir. El lobby europeo del plástico, Plastics Europe ha intentado sacar al tóxico BPA de esta lista previa a la sustitución acudiendo a los tribunales.
La buena noticia se produjo el pasado 11 de julio, cuando una sentencia del Tribunal General de la Unión Europea confirmó la elevada toxicidad para la reproducción del bisfenol A y obligó a mantenerlo en la lista de sustancias altamente preocupantes, en contra de los deseos de la industria.
Los ftalatos
Los ftaltos son un grupo de sustancias sintéticas muy empleadas en la fabricación de plásticos, envases alimentarios, PVC o materiales médicos.
De nuevo el 11 de julio, la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) ha recomendado que la Comisión Europea modifique la lista de autorizaciones del REACH para incluir como disruptores endocrinos a 4 ftalatos:
- bis(2-etilhexil)ftalato (DEHP);
- ftalato de bencilo y butilo (BBP);
- ftalato de dibutilo (DBP); y
- diisobutilftalato (DIBP)
Europa ya había reconocido que estos cuatro ftalatos, son disruptores endocrinos con efectos nocivos para la salud humana y tóxicos para la reproducción. Pero esta regulación no se aplica a los envases de alimentos, que tienen su propia normativa sin procesos automáticos para eliminar los disruptores endocrinos.
La última recomendación de la ECHA es una gran noticia para la salud porque solicita la prohibición de los 4 ftalatos tóxicos en todos los productos, incluidos los envases alimentarios y los dispositivos médicos.
Solo queda que la Comisión, en colaboración con los Estados miembros y el Parlamento Europeo, tome la decisión final aunque no suele negar las peticiones de la ECHA.
Mientras avanzamos en la prohibición de los tóxicos habituales en el plástico, no debemos olvidar que la mejor opción para la salud y el planeta es abandonar su uso.