Seguro que has notado que tras varios lavados tu ropa sintética pierde tejido y cada vez es más fina. Pero quizá no se te haya ocurrido pensar que todas esas microfibras textiles son una gran fuente de contaminación por plásticos de los océanos.
De hecho, las microfibras textiles que se desprenden de la ropa sintética en cada lavado podrían ser más perjudiciales para la vida marina que otros microplásticos, según un nuevo estudio.
¿Qué son las microfibras?
Las microfibras son diminutas fibras de tejido sintético que componen tejidos tan habituales como el poliester y otras fibras acrílicas (lo que supone aproximadamente el 50% de la ropa actual).
Un solo lavado de 6kg libera aproximadamente 700.000 fibras microscópicas de plástico en el medio ambiente.
Cada ciclo de una lavadora libera en el medio ambiente aproximadamente 700.000 de estas fibras microscópicas de plástico.
La comunidad científica alerta de que el daño ambiental producido por las microfibras textiles en ríos, lagos y mares puede ser incluso mayor que el producido por otros microplásticos sobre los que tenemos más información, como las microesferas de cosméticos y productos de limpieza.
Las microfibras dañan a la fauna acuática
Un nuevo estudio, dirigido por un equipo de la Universidad de Griffith en Australia, comparó el impacto de las microesferas y las microfibras en pulgas de agua y pequeños crustáceos.
Según la investigación, tanto microesferas como microfibras son tóxicas para estos organismos. Ambas obstaculizan el crecimiento de pequeños crustáceos y reducen su capacidad de reproducción, pero las microfibras lo hacen en mayor medida y causan deformaciones notables en los cuerpos y antenas de las criaturas marinas.
La conciencia del problema de las microfibras surgió en 2004 cuando investigadores de la Universidad de Plymouth, en el Reino Unido, que analizaban la presencia de microplásticos en el medio marino, encontraron un aumento en las fibras sintéticas desde el inicio de su producción en la década de 1970.
Los microplásticos, sean en forma de microesferas, fragmentos irregulares o microfibras, añaden a la liberación de disruptores endocrinos propia del plástico el hecho de que actúan como vehículos de entrada de estos tóxicos en la fauna y en los alimentos.
Aunque la comunidad científica hace tiempo que conoce el problema, gran parte de la población desconoce que cada vez que hace una lavadora está contribuyendo a contaminar los océanos de plásticos que acaban en sus alimentos.
A medida que la población y el consumo de ropa sintética aumentan, aumenta la contaminación de los hábitats.
Europa debe actuar contra las microfibras
La Comisión Europea se ha comprometido en su estrategia contra el plástico a la adopción de medidas para reducir la liberación de microfibras textiles en el medio acuático.
Pero el lobby de productores de microfibras se ha puesto en marcha. Su interés es retrasar estas medidas exigiendo nuevos análisis de unos impactos que ya son suficientemente conocidos, ya que incluso la propia Comisión ha financiado investigaciones sobre el impacto de las microfibras.
Como siempre, ante la lentitud de las normativas, las y los ciudadanos podemos optar por reducir nuestro consumo de ropa (que ha pasado de 2 a 52 temporadas al año), especialmente de ropa basura, barata y tóxica.