La exposición a tóxicos disruptores endocrinos promueve el sobrepeso y la obesidad, según el estudio «Obesógenos ¿Una nueva amenaza para la salud pública?» de la Doctora Mariana Fernández, del Centro de Investigación Biomédica de Granada.
«Hipótesis obesogénica»
El sobrepeso y la obesidad son problemas de salud pública en España, en donde entre un 20 y un 22% de la población es clínicamente obesa y el 35-40% tiene sobrepeso.
Según el estudio, la dieta, la actividad física o la predisposición genética no explican, por sí solas, el incremento de obesidad y sobrepeso que se evidencia en los países más industrializados: deben considerarse también otros factores ambientales, las llamadas sustancias químicas «obesógenas» que pertenecen al grupo de tóxicos disruptores endocrinos.
La hipótesis obesogénica establece los disruptores endocrinos son una causa más de la actual epidemia de sobrepeso y obesidad
La hipótesis que relaciona obesidad y contaminación surgió al observar que el incremento en la producción de sustancias químicas industriales, en la segunda mitad del siglo XX, coincidía con el aumento en la frecuencia de sobrepeso en la población, algo que Baillie-Hamilton formuló abiertamente en su «Hipótesis para explicar la epidemia global de obesidad«, en 2002.
Los disruptores endocrinos «obesógenos» fomentan el aumento de grasa corporal por diversos medios:
- aumentan el número de adipocitos (células que almacenan grasa)
- hacen que cada adipocito aumente la cantidad de grasa que puede almacenar.
- también pueden alterar el control hormonal del apetito y la sensación de saciedad.
Además, los últimos estudios consideran que el tejido adiposo es un verdadero órgano endocrino, con actividad endocrina, inmunológica e inflamatoria que ayuda a la regulación del metabolismo y que segrega hormonas, lo que hace que las interacciones sean más complejas.
Importancia del momento de exposición
El estudio del equipo de la Doctora Mariana Fernández y del Doctor Nicolás Olea, alerta de que «la exposición durante las etapas iniciales de la vida a disruptores endocrinos podría predisponer al individuo a incrementar su masa grasa y a incrementar su obesidad«.
De ahí la importancia de la prevención en el momento del embarazo, pero también a lo largo de toda la vida del individuo, ya que estos tóxicos quedan retenidos en el cuerpo.
Numerosos estudios epidemiológicos avalan la relación directa entre la exposición a obesógenos y los efectos en el organismo humano:
La presencia de ciertos residuos de ftalatos (MEHP y MBP) en la orina se ha asociado con un incremento de la masa corporal en población masculina (Stahlhut RW).
También se asocia la presencia de plaguicidas organoclorados en el cordón umbilical con un aumento de peso o mayores concentraciones de EDC en la sangre de las madres embarazadas con el riesgo de que su descendencia tenga un mayor peso en edad adulta.
Concretamente, el grupo de investigación de Nicolás Olea ha encontrado relación entre los niveles de organoclorados y PCB en el tejido adiposo y el riesgo de obesidad en la provincia de Granada.
Más de 20 compuestos obesógenos
La comunidad científica ha identificado más de 20 obesógenos, todos ellos sustancias tóxicas habituales: plaguicidas organoclorados (como DDT), bifenilos policlorados o PCBs, retardantes de llama como el PBDE, compuestos perfluorados (PFC), el Bisfenol-A (BPA) y algunos ftalatos.
Los efectos de los disruptores endocrinos son tan variados y los compuestos químicos disruptores endocrinos tan numerosos, que la mejor opción es intentar que se regulen todos ellos como grupo de tóxicos, al igual que se ha hecho con los compuestos cancerígenos.
Ecologistas en Acción, junto a las organizaciones de la coalición EDC Free (Libres de disruptores endocrinos, en inglés) está recogiendo firmas para exigir a la Comisión que regule los disruptores endocrinos.
Ya hemos recogido más de 400.000 firmas, pero cuantas más recojamos, más alto haremos llegar la preocupación de la población europea frente a este nuevo tipo de contaminación.
Puedes firmar aquí: