Las letras no tan pequeñas de la prohibición del Bisfenol A en envases alimentarios

La Unión Europea ha adoptado la prohibición del bisfenol A en materiales en contacto con alimentos como latas o botellas de plástico policarbonato.

Sin embargo, permite multitud de otros bisfenoles con los que la industria alimentaria puede sustituir al BPA y tampoco prohíbe ciertos usos del BPA en la industria alimentaria. Leemos las letras no tan pequeñas de esta prohibición.

Prohibición del Bisfenol A

19 de diciembre de 2024. La Comisión Europea adopta la prohibición del uso de bisfenol A (BPA) en materiales en contacto con alimentos y bebidas debido a sus efectos nocivos para la salud.

El bisfenol A o BPA es la pieza fundamental del plástico policarbonato, que aparece identificado con el número 7 ‘otros plásticos’ en los envases.

En 2022, España prohibió el BPA en envases alimentarios en su Ley de Residuos aunque de una forma tan ambigua que hacía imposible la puesta en práctica de esta prohibición del bisfenol A.

Ahora, la Unión Europea sí ha aprobado un reglamento que puede hacer realidad que desaparezca el BPA en productos como el revestimiento de latas de conserva, dispensadores de agua, adhesivos, plásticos, tintas de imprenta, siliconas o barnices alimentarios.

El «previo» a la prohibición del Bisfenol A

En 2023, tras reevaluar los resultados de nuevos estudios científicos, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó un dictamen sobre el BPA, en el que llegó a la conclusión de que provoca diversos efectos adversos, en concreto, en nuestro sistema inmunitario, muy sensible a los efectos del BPA.

También estableció que la ingesta segura de BPA debía ser 20.000 veces inferior a la que la Unión Europea permitía. En números, en 2023 la ingesta diaria tolerable (IDT) se redujo a 0,2 nanogramos por kilogramo (ng/kg) de peso corporal, frente a los 4.000 ng/kg que estableció en 2015.

La EFSA también admitió que, además de al sistema inmunitario, el BPA en las dosis que la propia EFSA había permitido había provocado efectos metabólicos adversos, así como efectos adversos en los sistemas de reproducción y desarrollo.

Es decir la EFSA admitió públicamente que la exposición alimentaria al bisfenol A había puesto en riesgo la salud de todos los grupos de población al superar la ingesta diaria recomendada en entre dos y tres órdenes de magnitud.

La letra pequeña de la prohibición del Bisfenol A

Nos alegramos de la prohibición del bisfenol A en materiales en contacto con alimentos, pero solo a medias. Aquí nuestras razones:

1. Queremos la regulación de todos los bisfenoles, no solo la prohibición del bisfenol A

La prohibición solo cita explícitamente a dos primos de la gran familia de los bisfenoles: el bisfenol A y el bisfenol S y prohíbe ‘otros bisfenoles y sus derivados con propiedades específicas especialmente peligrosas para la salud humana’. La experiencia muestra que estas definiciones inconcretas solo llevan a más años de exposición a otros bisfenoles tóxicos, algo de lo que alertan informes como ‘Del BPA al BPZ, la llamada ‘Sopa tóxica de bisfenoles’.

prohibición del bisfenol A

Para evitar este retraso, las organizaciones sociales demandan que la norma europea de sustancias químicas, el reglamento REACH, debe restringir el uso de toda esa familia de sustancias cuando una familia de sustancias reúnen tanta evidencia científica que muestra su peligro, como ocurre con los bisfenoles, los ftalatos o los PFAS.

Lo contrario nos aboca a nuevas décadas de exposición a tóxicos hasta que se sume suficiente evidencia científica y atención de las administraciones para prohibir cada una de esos cientos de sustancias.

2. Prohibición con exenciones o exclusiones

La industria alimentaria se declara dependiente del plástico, en este caso el BPA, que emplea para operaciones como microfiltración u ósmosis inversa. Según el reglamento de prohibición , ‘Estos procesos son fundamentales para la producción de una amplia gama de alimentos’ y añade que no existen alternativas ‘que sean técnicamente viables a escala comercial’. Es decir, que existen alternativas pero son caras.

Por esta razón, este uso del BPA no queda prohibido.

De igual forma, permiten el BPA que se utiliza para revestir los grandes tanques y las tuberías que se usan para fabricar, almacenar y transportar alimentos como vinos, cervezas, aceites, productos lácteos y cereales. A corto plazo, sustituir estos revestimientos de BPA supondría según el reglamento «unos costes desproporcionados«.

3. La prohibición del bisfenol A no es inmediata

Para la mayoría de los productos, habrá un período de eliminación gradual de 18 meses.

4. Seguimos expuestas al bisfenol A en otros productos

Esta prohibición llega tras años de activismo científico y social contra el bisfenol A, un contaminante hormonal que imita a las hormonas femeninas y que nos rodea en multitud de objetos comunes. Gracias a las publicaciones científicas que mostraban los daños del BPA, se consiguió eliminar de los biberones y botellas de menores de 3 años, pero no de otros envases en contacto con alimentos, exponiendo a toda la población a una dosis peligrosa de este disruptor endocrino.

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Tu teléfono, los elementos plásticos del coche y de muchas viviendas, tu bolígrafo, ¿sabes de qué material están hechos? ¡Bingo! De plástico policarbonato, es decir, bisfenol A. Debemos acabar con nuestra dependencia de esta material que contamina hasta nuestro cerebro.

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