Bayer se une a la Comisión Europea en el juicio ante el Tribunal de Justicia Europeo para defender la continuidad del herbicida glifosato.
La UE y el glifosato
La Unión Europea lleva décadas renovando la autorización para el uso del glifosato, el herbicida más vendido del mundo.
La última autorización se produjo en 2023, cuando la Comisión, a falta de consenso entre los estados miembros, prolongó por su cuenta el permiso 10 años más, con ciertas condiciones y restricciones.
Estudio demoledor contra el glifosato
Pero en 2025, una importante publicación científica demostró que el glifosato causa cáncer incluso en niveles de exposición considerados ‘seguros’ por la UE.
La investigación del Instituto Ramazzini encontró que la exposición prolongada al glifosato y sus formulaciones aprobadas por la UE, incluso en dosis muy bajas equivalentes a la ingesta diaria admisible, provoca leucemia en ratas jóvenes y aumenta la incidencia de diversos tumores.
Este estudio se suma a un creciente número de publicaciones científicas independientes sobre el efecto negativo del herbicida en la salud humana. La exposición prolongada a bajas dosis se relaciona también con neurotoxicidad para el desarrollo infantil, la enfermedad de Parkinson en personas que trabajan con el herbicida y daños al microbioma, entre otros.
También son numerosos los estudios que muestran los daños a la biodiversidad, que es tóxico para los ecosistemas acuáticos, que perjudica la salud del suelo y que es tóxico para organismos tan importantes como las abejas, por citar solo algunos.
Según la legislación europea, los plaguicidas que causan daño deben prohibirse. El glifosato no debe ser una excepción.
Con las nuevas pruebas científicas, una coalición de seis ONG ha presentado una demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea contra la renovación de la autorización del glifosato por parte de la Comisión.
Las ONG demandan a la Comisión por el glifosato
Las organizaciones presentaron ante el Tribunal de Justicia Europeo un análisis científico y jurídico que muestra las graves deficiencias en la evaluación del glifosato por parte de la Comisión, como no tener en cuenta los estudios científicos independientes que demuestran la relación entre el glifosato y el cáncer, los daños reproductivos, las enfermedades neurológicas o la pérdida de biodiversidad.
Ahora, el Tribunal de Justicia de la UE ha permitido a Bayer que se persone en este juicio junto a la Comisión.
Bayer irá a juicio porque el glifosato sigue siendo rentable, a pesar de las declaraciones de su director ejecutivo, Bill Anderson, que el pasado agosto decía que tendrían que abandonar la fabricación del herbicida si no encontraban una solución a sus ‘problemas’ de rentabilidad.
El herbicida todavía supone el 12% de los ingresos del año pasado de la división de cultivos de Bayer a pesar de que sus acciones han caído más de un 70% desde el acuerdo con Monsanto por las demandas por cáncer relacionadas con el Roundup recibidas en Estados Unidos.
El 12% de los ingresos supone que Bayer gana unos 22.300 millones de euros al año gracias a la venta de glifosato, según el medio Bloomberg, aunque ya no tenga la patente desde hace 25 años.
Bayer gana unos 22.300 millones de euros al año gracias a la venta de Roundup
Además, si no vende Roundup, puede perder sus ingresos por las ventas de las semillas modificadas genéticamente que se cultivan junto al herbicida, como maíz, soja o algodón, y que cubren más del 90% de las zonas de cultivo estadounidenses.
‘Cosas de Bayer’
Algo que interesa al gigante agroquímico es hacer presión en los centros de poder, como han demostrado numerosas investigaciones que muestran sus campañas de relaciones públicas.
Por eso Bayer no desaprovecha la valiosa oportunidad de lavado de imagen verde que ofrece la COP30 en Brasil, en donde está invirtiendo grandes cantidades de dinero como uno de los principales patrocinadores de la AgriZone oficial de la COP30.
Su objetivo es convencer de que el impacto del sector agrícola en la crisis climática es positivo, cuando la realidad es que existe un círculo vicioso que hace que a más cantidad de plaguicidas empleados, a mayor cantidad de plaguicidas, mayores emisiones de gases de efecto invernadero.
Precisamente en Brasil, Bayer y la agroindustria son los principales responsables del cambio climático y de la destrucción de la selva tropical.
De vuelta en Europa, se entiende que a Bayer y al resto de fabricantes y comercializadores de plaguicidas, como el herbicida glifosato, les interese que continúe su venta. Pero, ¿cuáles son los intereses de la Comisión para ignorar los estudios científicos independientes que demuestran su toxicidad sobre la salud de su población y sobre sus ecosistemas?





