Bayer intenta mantener sus beneficios amenazando con dejar de producir glifosato y escribiendo leyes agrarias favorables junto a la administración Trump.
El chantaje de Bayer a los agricultores
El discurso del CEO de Bayer, Bill Anderson en la junta general anual de accionistas de 2025 ha sido clarísimo: su prioridad absoluta es detener los costes que suponen los litigios de Bayer por el glifosato.
Para conseguirlo, como primer paso han decidido chantajear a los agricultores estadounidenses con dejar de producir glifosato, del que tienen el 40% de la cuota mundial tras la adquisición de Monsanto (la empresa más odiada del mundo), en 2018 por 53.000 millones de euros.
Este chantaje puede tener un efecto importante en EEUU, en donde más del 90 % de los cultivos de soja, maíz y algodón plantados están modificados genéticamente para resistir el herbicida a base de glifosato, según el Departamento de Agricultura. Un total de casi 150 millones de kilogramos de glifosato, el ingrediente principal del Roundup, cada año.
Bayer está pagando indemnizaciones millonarias por el glifosato
Bayer se enfrenta a 180.000 demandas solo en Estados Unidos presentadas por personas afectadas por cáncer. El pago de las indemnizaciones está afectando demasiado a la cuenta de resultados de Bayer, que en 2020, Bayer decidió dedicar unos 11.000 millones de dólares para resolver litigios actuales y futuros de Roundup™).
La farmacéutica no calculó bien estos costes cuando en 2018 compró Monsanto, que parecía una buena compra por los beneficios que producían sus ‘gemelos tóxicos‘, las semillas de soja, maíz o algodón modificadas genéticamente para resistir al RoundUp.
Pero poco después de cerrarse el acuerdo con Monsanto, Bayer perdió uno de los primeros juicios frente a un ciudadano estadounidense que desarrolló linfoma no Hodgkin debido a su exposición a RoundUp, lo que hizo que las acciones de Bayer cayeran en picado.
Así que es normal que el Wall Street Journal califique la compra de Monsanto por parte de Bayer como una de las ‘peores operaciones empresariales‘ de la historia reciente.
Un fallo de este chantaje: Bayer ya no tiene la exclusividad del glifosato, que podría vender cualquier otra empresa del sector.
Dictar leyes favorables
Por si el chantaje no funciona, Bayer asegura sus beneficios dictando leyes favorables, algo que le resulta fácil con la administración Trump.
El Washington Post afirma que el borrador de la Ley Agrícola de EE. UU. contiene una sección, ‘redactada con la ayuda de Bayer’, que eliminaría protecciones frente a pesticidas.
Ya hay leyes semejantes en al menos ocho estados de EE.UU., y se están preparando para otros 20 estados más.
La estrategia de Bayer para librarse de las demandas atacando las disposiciones legales de la legislación estadounidense que protegen a la población recuerda mucho a la empleada por Donald Trump por los delitos en los que estuvo involucrado.
De hecho, la amistad entre Bayer y la nueva administración Trump quedó clara con la asistencia del director ejecutivo de Bayer, Bill Anderson, a la toma de posesión de Trump.
Buscar la impunidad corporativa de esta manera es poco ético e irresponsable. Por esa razón, ante la junta anual de accionistas, más de 100 organizaciones de todo el mundo, entre ellas Ecologistas en Acción, escribieron esta carta abierta a los accionistas de Bayer, en la que instaron a los accionistas a detener la campaña de presión de Bayer en Estados Unidos.
Lobby tóxico de Bayer en la Unión Europea
En la Unión Europea, Bayer también ejerce presión manipulando la ciencia, financiando campañas de desinformación y presionando para cambiar normativas, como evidencia la investigación de documentos oficiales de Corporate Europe.
Su presión es tan fuerte que evita que la Unión Europea enseñe a sus agricultores las alternativas al uso de herbicidas a base de glifosato, algo que requiere aprender otra forma de cultivar.
Y su lobby hace que el principal ingrediente del Roundup de Bayer, el glifosato, consiga continuamente autorizaciones en la Unión Europea, la última hasta el 2033.
Queda claro que los beneficios de las empresas contaminantes como Bayer se basan en no contabilizar los costes sanitarios de las enfermedades que producen (como linfomas, leucemia y daños al sistema endocrino, por solo citar algunos de los impactos del glifosato), ni los costes de recuperación de ecosistemas que contaminan (el glifosato contamina el 35% de las aguas españolas).
Si tuvieran en cuenta estas ‘externalidades’, sus beneficios serían muy inferiores.
Recuerda que el glifosato está permitido en la Unión Europea. Es decir, si ves a un particular aplicando glifosato, tiene el derecho legal de hacerlo. En el caso de que sea la administración quien lo aplica, el siguiente video te puede informar de si puedes o no actuar: