Las aguas superficiales españolas estudiadas son tóxicas por glifosato y/o AMPA, lo que afecta a los ecosistemas acuáticos y a la potabilidad.
Análisis de glifosato en aguas
En esta última parte de 2023, los representantes de los estados de la UE deben votar la reautorización del herbicida glifosato. Para dar una idea del amplio nivel de contaminación con este herbicida, la Red Europea de Acción en Plaguicidas, a la que pertenece Ecologistas en Acción y Los Verdes publican hoy un estudio de los niveles de glifosato en aguas superficiales europeas.
A nivel europeo, incluso fuera de la temporada agrícola para la mayoría de los países, el herbicida glifosato y su producto de degradación, AMPA, se han detectado en 17 de las 23 muestras (74%) de aguas superficiales de 11 de los 12 países del estudio.
En España, el estudio analiza muestras tomadas en otoño de 2022 en aguas de Les Garrigues, San Pedro del Pinalta y en la rambla del Albujón. Todas estas muestras contenían niveles de glifosato y/o AMPA superiores al límite ambiental de 0,1 μg/l lo que las hace tóxicas para los ecosistemas acuáticos e imposibilitan su posible uso humano.
Los resultados de este estudio refrendan los datos del Ministerio para la Transición Ecológica del 2021 que mostraban que el glifosato contamina uno de cada tres puntos en los que tomaron muestras, con valores por encima de la norma de calidad de 0,1 μg/l.
Esta contaminación supone la una amenaza para los ecosistemas acuáticos ya que el glifosato está clasificado como tóxico para la vida acuática, con efectos a largo plazo. Incluso a niveles bajos, afecta al crecimiento y desarrollo de plantas y algas, peces y anfibios. Y los riesgos podrían ser aun mayores ya que las últimas conclusiones de la EFSA sobre el glifosato admiten que existen ‘lagunas de datos’, un eufemismo para decir que no saben todo lo que deben saber en relación a su toxicidad acuática.
Además, el nivel actual de contaminación por glifosato en Europa pone en peligro el uso de estas masas de agua por parte de la población. Si nadie pone freno al uso de herbicidas tóxicos, los casos de contaminación de agua potable que ha sufrido España en los últimos meses no harán más que aumentar.
Los últimos meses de 2023 son clave
En los siguientes meses de 2023, los Estados miembros votarán la renovación (o no) de la licencia del glifosato en el comité de pesticidas europeo (ScoPAFF). Es poco posible que voten en la reunión del comité del 15 de septiembre ya que solo han agendado un «intercambio de opiniones» (ver agenda abajo). Pero nadie sabe a ciencia cierta qué van a hacer ni cuál será el voto de cada cual, al ser un voto secreto.
En 2023, España debe aprovechar los datos con los que cuenta sobre contaminación de aguas por glifosato y AMPA, más las lagunas de datos sobre su toxicidad para la vida acuática. España debe votar en contra de la renovación de la sustancia activa por no cumplir los criterios que debe cumplir cualquier plaguicida para su aprobación según la normativa europea.