Un entorno sin tóxicos aumenta la supervivencia al cáncer infantil

Un entorno con menos tóxicos reduce la incidencia del cáncer infantil y aumenta la supervivencia de los niños y niñas que han pasado por un cáncer, según los estudios científicos.

Un entorno sin tóxicos reduce el número de nuevos casos

A nivel mundial, aumenta el número de casos de cáncer infantil y adolescente (CACS, por sus siglas en inglés). Tristemente, el cáncer se está convirtiendo en la principal causa de muerte por enfermedad infantil en los países desarrollados.

Los niños pequeños son especialmente vulnerables a los riesgos ambientales, hasta el punto de que mejorando el entorno, se podrían evitar el 26% de las muertes de niños menores de cinco años.

En Europa. la prevención de la contaminación puede reducir hasta un 10% de casos de cáncer. Es decir, podrían evitarse cada año 2.700.000 nuevos casos de cáncer y 1.300.000 muertes, sólo con políticas de eliminación de sustancias cancerígenas, contaminantes del aire, radón, UV y humo de tabaco.

También la reducción de la exposición a determinados tóxicos, como los disruptores endocrinos, especialmente durante la gestación, es importante para frenar el aumento en el número de casos nuevos de cáncer.

Un entorno sin tóxicos aumenta la supervivencia al cáncer

El entorno también cobra importancia a la hora de mejorar la supervivencia de los niños y niñas que han pasado por el cáncer. Este dato espèranzador se conoce gracias a programas de seguimiento a largo plazo niños y adolescentes, todos supervivientes de cáncer infantil.

Un ejemplo es el programa que desarrolla el Doctor Juan Antonio Ortega que recoge datos clínicos y de salud ambiental de 822 niños y adolescentesen la Región de Murcia.

Su investigación desvela una gran noticia: la supervivencia a los cinco años de diagnóstico ha aumentado del 76% al 85%. Van en buen camino hacia la supervivencia del 90% a los diez años del diagnóstico en esta década, un objetivo del programa.
El programa permitió detectar que los niños y adolescentes que vivían en áreas con muy mala calidad del aire exterior tenían tasas de supervivencia más bajas. Por eso, un primer paso es mejorar la calidad del aire urbano. También detectaron mejoras de la salud al integrar la salud ambiental en la práctica clínica.
Es muy interesante que destacan la importancia la capacitación y el empoderamiento de los pacientes: conocer el estrecho vínculo existente entre medioambiente y salud les permitirá tomar decisiones saludables.
En conclusión: un entorno con menos tóxicos reduce la incidencia del cáncer infantil y aumenta la supervivencia de los niños y niñas que han pasado por un cáncer.

Aquí puede verse el estudio:

Cabrera-Rivera LT et al., Looking Towards 2030: Strengthening the Environmental Health in Childhood–Adolescent Cancer Survivor Programs. IJERPH as part of the Special Issue Environment, Survival, and Childhood Cancer.
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