España es el estado europeo con peores controles oficiales sobre plaguicidas en los alimentos, lo que supone peor información pública en un tema clave para la salud, según el nuevo informe «Directo a tus hormonas» de Ecologistas en Acción.
Los 125 plaguicidas detectados en los alimentos analizados en España obligan a que se realicen más y mejores controles oficiales. Sin embargo, España cada año analiza menos muestras y busca menos plaguicidas.
Nuevo informe #DirectoATusHormonas
El 35% de los alimentos analizados en España en 2020 tenían restos de plaguicidas, según los datos del Programa de Control de Residuos de Plaguicidas al que está obligada la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
El nuevo informe de Ecologistas en Acción, «Directo a tus hormonas« analiza los resultados en bruto de los análisis de AESAN. Mientras AESAN centra su comunicación en el porcentaje de muestras (1,75%) que no superan la cantidad legal de tóxico establecida, Ecologistas en Acción va más allá y busca cuántas muestras tienen restos detectables de plaguicidas.
«Directo a tus hormonas« denuncia la presencia de 125 plaguicidas diferentes en el 35% de las muestras analizadas de productos alimenticios ya que muchas pequeñas cantidades de diferentes plaguicidas ingeridos a la vez pueden tener un efecto negativo en la salud. Es el llamado efecto cóctel o efecto combinado por el que se preocupa cada vez más la comunidad científica. Este efecto puede ser mayor para los plaguicidas que dañan al sistema hormonal, los disruptores endocrinos.
En 2020, los alimentos se vendieron con restos cuantificables de 57 plaguicidas disruptores endocrinos, 64 plaguicidas no autorizados por Europa y 13 plaguicidas candidatos a ser sustituidos por su elevada toxicidad. Los efectos de todas esas sustancias en nuestra salud y la del planeta son desconocidos.
España líder en escasez de información sobre plaguicidas en alimentos
España, además de ser líder en ventas de plaguicidas también es líder en escasez de información pública sobre su presencia en alimentos.
El último año analizado, 2020, España tomó 3,26 muestras de alimentos por cada 100.000 habitantes, frente a la media europea de 17,25. Este dato nos pone a la cola de todos los estados europeos en el cumplimiento de esta obligación legal, muy por detrás de países como Alemania con 22,65 muestras o Italia con 14,10.
Menos alimentos analizados significa obtener una fotografía poco representativa de la contaminación existente y, por lo tanto, peor información al público.
Además de ser el país que menos alimentos analiza, cada año analiza menos muestras. En 2020, España analizó 1.543 muestras de alimentos, casi la mitad que las evaluadas en 2017.
Es incuestionable que quedan residuos de sustancias tóxicas en los alimentos de venta al público. También es un hecho que la comunidad científica alerta del peligro de mezclas de sustancias con efecto desconocido. Ante estas dos certezas, lo mínimo que debe hacer España es realizar un estudio adecuado para conocer la situación.
Una fotografía adecuada de la contaminación actual con plaguicidas es el primer paso para que España pueda reducir su dependencia de los agrotóxicos y así cumplir el objetivo de reducción de un 50% el uso y riesgo de los plaguicidas químicos para 2030 marcado por Europa.