- La autorización y renovación de un plaguicida en la Unión Europea dependen en gran parte de los estudios realizados por la propia industria.
- Una reciente publicación advierte de la omisión de estudios, algo que puede poner en riesgo la protección del medio ambiente y la salud de todos y todas. ¿Será esta omisión casualidad o deliberada?
Necesidad de evaluar el impacto de plaguicidas
La información es uno de los motores de las autorizaciones de plaguicidas, entre los que se encuentra el glifosato. Por ello, la ausencia de información relevante menoscaba el sistema de autorizaciones de la Unión Europea y pone en riesgo la salud humana y la protección del medio ambiente. Lo que no se sabe, puede hacernos daño.
Estos días, y desde hace varios meses, el herbicida glifosato y cuatro de sus sales están siendo evaluados para renovar su autorización de comercialización y uso en la Unión Europea. Dicha evaluación de seguridad de los plaguicidas en la Unión Europea es un procedimiento en el que se debe evalúan miles de documentos. Sin embargo, esta evaluación se basa en gran medida en estudios de toxicidad encargados y financiados por la industria, lo cual supone un claro conflicto de intereses.
Fuente: Elaboración propia a partir de materiales suministrados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Omisión de datos relevantes
Un reciente estudio, realizado por los investigadores Axel Mie y Christina Rudén, advierte de la omisión de datos que podrían ser relevantes. Por un lado, las empresas solicitantes de la renovación del herbicida más vendido en el mundo no han incluido ningún estudio relativo a la neurotoxicidad del desarrollo (DNT) que cumpla las directrices de ensayo.
A su vez, en el año 2001 uno de los solicitantes de reautorización del glifosato realizó un estudio de DNT sobre una quinta sal del glifosato, la cual no se encuentra actualmente en proceso de renovación.
Este estudio mostró que esa forma de glifosato tenía un efecto sobre una función neuroconductual, la actividad motora, en crías de ratas a una dosis que no se conocía previamente como causa de efectos adversos.
Los investigadores Axel Mie y Christina Rudén señalan que “en contra de los requisitos reglamentarios, estos efectos no fueron aparentemente comunicados a las autoridades de los países de la UE en los que esa forma de glifosato estaba autorizada en ese momento”.
Ese estudio de DNT también puede ser relevante para la evaluación en curso del glifosato, pero no se incluyó en las solicitudes de reaprobación actuales o anteriores.
Según afirman los autores, “las autoridades no pueden perseguir de forma fiable un alto nivel de protección de la salud humana, si se les ocultan pruebas potencialmente relevantes”.
Estudios independientes: de autoridades, no de empresas interesadas
Toda esta información nos constata lo que ya sabíamos y hemos demandado en otras ocasiones: la necesidad de que los estudios de toxicidad para autorizar o renovar un plaguicida sean encargados por las autoridades y no por las empresas interesadas.
A la espera de que estos cambios necesarios se introduzcan en la legislación europea, Ecologistas en Acción —junto con decenas de organizaciones españolas y europeas— solicitamos que no se renueve la autorización del glifosato, ya que la protección del medio ambiente y la salud humana están en riesgo.