Cualquier envase de plástico contamina los alimentos con sustancias tóxicas y, casi de inmediato, se convierte en un residuo que contamina la naturaleza. Por eso, es una gran noticia que la nueva ley de residuos pretenda eliminar disruptores endocrinos como el bisfenol A y ftalatos de los envases y obligar la venta a granel, entre otras propuestas.
¿Envases de alimentos sin bisfenol A ni ftalatos?
Durante años, hemos denunciado el peligro que supone que sustancias que modifican nuestro sistema hormonal entren a los alimentos (y a nuestros cuerpos) desde los envases de plástico.
La transferencia de tóxicos desde los envases está perfectamente estudiada. Hasta ahora, las medidas europeas han tendido a minimizar la cantidad transferida. Sólo en algunos casos extremos, como los biberones hechos con bisfenol A, se han prohibido sustancias directamente.
Por eso, que España tome medidas por encima de lo que obliga Europa, prohibiendo totalmente sustancias como el bisfenol A y todos los ftalatos en envases de alimentos, como parece que pretende la nueva Ley de residuos y suelos contaminados, es algo a celebrar.
Cambios en la ley de residuos
En una enmienda a la propuesta de ley de residuos y suelos contaminados que se está tramitando estos meses, PSOE y Unidas Podemos han propuesto la prohibición, en los envases de alimentos, de sustancias clasificadas como «más peligrosas por la Unión Europea y, entre ellas los disruptores endocrinos«.
Y en particular, pide la prohibición de ftalatos y del bisfenol A en envases, como puede verse en este extracto del documento de enmiendas:
Puedes ver en el siguiente enlace todo el documento de enmiendas a la ley de residuos y suelos contaminados.
¿En qué envases se esconden estas sustancias?
Llevar a cabo esta medida va a ser todo un reto: tanto bisfenol A como ftalatos se esconden en multitud de envases de alimentos.
Un ejemplo son las latas de conservas, recubiertas de una resina de bisfenol A. O los tápers de plástico, que liberan ftalatos, sobre todo al calentar alimentos en ellos. O los envases de cartón de comida rápida, que introducen en el cuerpo hasta un 40% más de contaminantes hormonales más de los que tiene de media la población.
La comunidad científica tiene clara la relación entre los contaminantes hormonales, la obesidad, la diabetes y otras enfermedades metabólicas.
Ya hace años, el Profesor Miquel Porta, autor del informe «Revisión de la ciencia que relaciona la exposición a sustancias químicas con el riesgo humano de obesidad y diabetes”, aseguraba que la epidemia de obesidad y diabetes exigía políticas enérgicas para reducir la contaminación humana con disruptores endocrinos.
Esperemos que esta nueva ley de residuos acabe siendo una de estas políticas necesarias para proteger la salud y el medio ambiente.
Venta a granel, envases reutilizables…
Otro de los cambios propuestos para la ley es la reducción de residuos de envases en comercios.
Así, para el 1 de enero de 2023, los comercios de superficie igual o superior a 400m2 tendrán que destinar al menos el 20% de su superficie a vender productos sin embalaje primario. En su lugar pueden tener venta a granel o envases reutilizables.
También todos los establecimientos de alimentación que venden productos frescos, bebidas y alimentos cocinados tendrán que aceptar recipientes reutilizables, siendo los consumidores los responsables de su acondicionamiento y limpieza.
Estas enmiendas a la ley de residuos tienen que ser aprobadas y posteriormente aplicadas, algo difícil técnicamente. Por poner sólo un ejemplo, la eliminación del bisfenol A (la base del policarbonato) no puede quedar simplemente en cambiarlo por otros bisfenoles, que tienen iguales o peores efectos.
Nuestra sociedad se ha vuelto tan dependiente de estas sustancias químicas que eliminarlas va a ser todo un reto, necesario por otro lado.