La melamina, empleada en vajilla y otros materiales en contacto con alimentos, ha sido clasificada como cancerígeno tipo 2 por el Comité de Evaluación de Riesgos de la Agencia de Sustancias Químicas Europea.
La melamina es cancerígena
En posts anteriores alertábamos de que el uso de vajilla de melamina, especialmente en comedores infantiles, no era recomendable.
No nos gusta tener razón, porque eso significa que ha habido exposición a tóxicos, algo que nos duele sobre todo si la población expuesta es infantil. Pero en esta ocasión, así ha sido.
Efectivamente, el Comité de Evaluación de Riesgos (Rac) de la Agencia de Sustancias Químicas Europea (ECHA), en su reunión de diciembre, ha clasificado la melamina como cancerígeno tipo 2 (a partir de pruebas procedentes de estudios en humanos o con animales, no lo suficientemente convincentes como para clasificarla en las categorías 1A o 1B). Además, los miembros del comité también acordaron que la sustancia puede causar daños en el tracto urinario.
En la web de la ECHA aún no se refleja esta nueva decisión aunque sí puede verse que estaba clasificada como tóxica para la reproducción. Creemos que esta clasificación ya era suficiente como para no emplear este material, sobre todo con población infantil.
Un buen texto para conocer otros efectos tóxicos de la melamina es «Melamina, más allá del riñón: un disruptor endocrino y neurotóxico ubicuo?». Según esta revisión de estudios:
La melamina es un disruptor endocrino con capacidad de alterar la fertilidad, el peso corporal y causar daños en el desarrollo neurológico de las personas expuestas.
Por si fuera poco, en junio de 2019, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificó la melamina como «posiblemente cancerígena para los humanos» (grupo 2B).
Con la nueva clasificación por parte de la ECHA, esperamos que empiece el lento camino para la eliminación de este tóxico de nuestros productos habituales.
La melamina pasa del plato a la comida, y al cuerpo
La melamina se utiliza ampliamente en comedores infantiles como vajilla. Es resistente y, en apariencia, inocua.
Pero se ha demostrado que la melamina pasa desde la vajilla y otros envases hacia los alimentos.
Además, la cantidad que pasa a los alimentos aumenta a altas temperaturas (como en la preparación de alimentos o microondas) y en contacto con ácidos, como puede ser el limón.
El siguiente «salto» de la melamina es de la comida al cuerpo humano. Un informe del Instituto Federal de Seguridad y Salud Ocupacional de Alemania (BAuA) describe un pequeño estudio que muestra un aumento de los niveles de melamina en la orina después de que las personas comieron sopa caliente de tazones de plástico de resina de melamina.
Cuidado con la vajilla de bambú
La resistencia de este material ha provocado que se utilice en vajilla de bambú, algunos retirados ya del mercado.
De hecho, en la vajilla de bambú con resinas de melamina-formaldehído se liberan niveles más altos de monómeros de formaldehído y melamina perjudiciales que de las vajillas de melamina convencionales, según estudió en 2019, el Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos.
Además. desde 2020, no se puede añadir bambú legalmente a materiales en contacto con alimentos, según ha confirmado un experto del grupo de materiales en contacto con alimentos de la Comisión Europea.
Este grupo de trabajo, que forma parte del Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos de la Comisión, ha aclarado que los artículos que contienen bambú molido, harina de bambú o sustancias similares «no cumplen» con el reglamento de la UE sobre materiales plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos. El bambú no figura en la lista de sustancias autorizadas en el Anexo 1 de este Reglamento.
Como conclusión, dada la lentitud de los procesos de prohibición de sustancias en Europa, desde Ecologistas en Acción recomendamos que se dejen de utilizar vajillas de melamina y bambú con melanina, especialmente en comedores escolares.