Aceite de oliva virgen extra, huevos de gallina, manzanas, naranjas o plátanos canarios tienen en común que pueden contener residuos de clorpirifós, un plaguicida disruptor endocrino prohibido en Estados Unidos este verano por causar daños al cerebro infantil.
Comemos clorpirifós
El clorpirifós es un insecticida organofosforado desarrollado en los 60 por el gigante Dow Chemical, que se utiliza a día de hoy en multitud de cultivos diferentes de unos 100 países.
En 2015, el clorpirifós fue el plaguicida más frecuentemente detectado en los alimentos españoles, según los análisis de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) recogidos en el informe de Ecologistas en Acción «Directo a tus hormonas«.
La Administración española detectó residuos de este insecticida en 117 muestras de 20 alimentos diferentes, lo que supone el 9% de todas las muestras de frutas y verduras (ver la tabla inferior).
También es un plaguicida frecuente en 8 de las 10 cuencas fluviales analizadas en 2016, como se denuncia en el informe «Ríos hormonados» de Ecologistas en Acción.
¿Qué daños causa el clorpirifós?
El clorpirifós es un insecticida disruptor endocrino. Es decir, altera el sistema hormonal humano.
Principalmente, tiene actividad estrogénica ya que afecta a la labor de las hormonas femeninas o estrógenos, con todos los incontables efectos para la salud que pueden derivarse de esta interferencia.
Pero son las consecuencias de su exposición durante el embarazo las que han llevado a su prohibición en Estados Unidos, además de otros 6 estados europeos.
Interfiere con el mecanismo neuroendocrino del hipotálamo que regula las respuestas sociales. Uno de sus efectos observados es aumentar la agresividad en adultos por exposición neonatal. De estos daños pueden derivarse pérdida de inteligencia, cambios en la conducta e incluso trastornos como el autismo.
Otros efectos que se asocian a su exposición son alterar el metabolismo de grasas e insulina, creando un patrón semejante a los factores de riesgo en adultos para arteroesclerosis y diabetes.
Debemos exigir su prohibición en Europa
Debemos conseguir que Europa prohiba el tóxico clorpirifós
Consejo: Especialmente si estás embarazada, procura hacer un esfuerzo por comer el mayor número de alimentos libres de pesticidas, ya que estos tóxicos pueden atravesar la placenta.