La industria está poniendo en riesgo la salud de las personas y del medio ambiente al reemplazar una sustancia química peligrosa por otras menos conocidas aunque igualmente preocupantes.
Presentamos la historia del bisfenol A y su familia, los Bisfenoles.
El BPA, clasificado como disruptor endocrino
El último informe de la organización CHEM Trust «Del BPA a BPZ: ¿una sopa tóxica??» resalta cómo se le permite a la industria reemplazar el conocido bisfenol A (BPA) disruptor hormonal, con productos químicos muy similares que también pueden ser dañinos.
El bisfenol A o BPA es una sustancia química asombrosamente habitual que se utiliza en los recibos de papel térmico, en las botellas de agua de policarbonato, en los recubrimientos de latas de comida y refrescos y cualquier objeto de plástico policarbonato (código de plástico 7).
La Unión Europea ha prohibido el uso de BPA en biberones y lo está eliminando gradualmente de los tiquets, pero todavía se usa extensivamente en otros muchos productos, a pesar de que desde la década de 1930 se sabe que es capaz de imitar a las hormonas femeninas.
En los últimos años ha acumulado más y más evidencia de su impacto potencial en la salud: mayor riesgo de cáncer de mama, recuentos de espermatozoides alterados, impactos en la diabetes y la obesidad e hiperactividad en niños. Por estos motivos, el año pasado fue clasificado como un disruptor endocrino para humanos.
Del BPA al BPZ, una sopa tóxica
Hoy en día, el BPA llama la atención de las y los consumidores que demandan productos libres de este tóxico. Los fabricantes han respondido rápidamente reemplazando el BPA, algo que aprovecharon como estrategia comercial gracias al sello «Libre de BPA«.
El problema es que muchos fabricantes encontraron que la opción más fácil era sustituir al BPA por otro bisfenol estrechamente relacionado, como por ejemplo el bisfenol S (BPS). Recientes investigaciones están descubriendo que estos otros bisfenoles también son disruptores potenciales de las hormonas y ya están presentes en personas de todo el mundo.
Sin embargo, estos nuevas sustancias no están reguladas porque aún no acumulan la «suficiente» evidencia.
Según la Dra. Paloma Alonso Magdalena, Profesora Asociada de Nutrición en la Universidad Miguel Hernández de Elche, tras leer el informe de CHEM Trust afirma:
«Es muy preocupante que ahora se descubra que otros bisfenoles tienen propiedades peligrosas similares al BPA. No parece prudente pasar del BPA a estos productos químicos «.
El informe también destaca que la mayoría de las compañías que venden BPS afirman que no tiene riesgos, a pesar de que el Comité de Evaluación de Riesgos (RAC) de la Agencia Europea de Química (ECHA) ha dicho que el BPS tiene un «perfil toxicológico» similar al BPA y no debe usarse para su reemplazo en los productos.
El BPS tiene un «perfil toxicológico» similar al BPA y no debe usarse para su reemplazo en los productos
Soluciones
En primer lugar, las prohibiciones de tóxicos no deben centrarse en una única sustancia química, sino regular grupos de sustancias químicas relacionadas (en este caso, el grupo de bisfenoles que engloba al BPA, BPS, BPF, BADGE, etc).
Las empresas fabricantes deben mejorar su evaluación de los productos químicos y no deberían reemplazar un tóxico con otro químico similar del mismo grupo.
Tanto trabajadores como consumidores podemos empezar a preguntar por la presencia de bisfenoles en el puesto de trabajo y en nuestros puntos de compra habituales.
Por supuesto, podemos seguir los consejos individuales de reducción de exposición a estas sustancias que aparecen en esto y otros blogs de salud y medio ambiente.