Algunas ideas sencillas, tomadas de la bioconstrucción, pueden ayudarnos a elegir muebles, pinturas y elementos de construcción sin tóxicos contaminantes hormonales.
Es importante para la salud mantener la atmósfera de nuestros domicilios lo más limpia y saludable posible. Ya que, aunque sorprenda, las concentraciones de contaminantes hormonales (también llamados disruptores endocrinos o EDC) dentro de los hogares pueden ser superiores a la contaminación del ambiente exterior, como muestra este estudio del Instituto Silent Spring.
Muchos elementos estructurales y de decoración pueden exponernos a contaminantes hormonales: muebles, equipos electrónicos, tejidos, suelos y paredes pueden liberar al aire interior sustancias que alteran el sistema hormonal.
Las principales fuentes de contaminantes hormonales en el hogar son los materiales sintéticos empleados, como PVC (libera ftalatos), policarbonato (libera bisfenol-A) y otros plásticos, los tratamientos aplicados a las superficies para evitar que ardan (pirorretardantes bromados) y los tratamientos antiadherentes e impermeabilizantes (con sustancias fluoradas), por ejemplo.
Los tóxicos liberados desde muebles y superficies quedan acumulados en el polvo. En España, el polvo de los hogares tiene elevados niveles de contaminantes hormonales, de media 706 nanogramos de ftalatos y 225 nanogramos de piroretardantes bromados por gramo; tóxicos que ingerimos y respiramos durante las numerosas horas que pasamos dentro de nuestros hogares.
Esta exposición es de especial preocupación en el caso de las niñas y niños pequeños que al gatear y llevarse objetos a la boca, aumentan su exposición a los contaminantes hormonales. Además, son la población más vulnerable ya que algunos de sus sistemas corporales están aún en formación y su capacidad de eliminar tóxicos es menor.
Los efectos negativos en la salud derivados de la exposición a disruptores endocrinos, como el desarrollo cáncer en órganos sensibles a las hormonas (mama, próstata o tiroides), problemas en el desarrollo neuronal y en el sistema inmune o diabetes, son lo suficientemente preocupantes como para hacer un repaso de los materiales que nos rodean en el hogar.
Elige bien de qué te rodeas en casa
Se puede reducir la exposición a los disruptores endocrinos con hábitos de higiene adecuados, que ya vimos en este post. Y además, se puede dar un paso más y renovar poco a poco nuestra casa utilizando opciones saludables, que no liberen más contaminantes.
«Es posible reducir e incluso evitar la presencia de los contaminantes hormonales en nuestro hábitat; es cuestión de cuidar los materiales de acabado interior y de equipamiento que existen en nuestros hogares y puestos de trabajo».
Esta es la opinión de los bioarquitectos, Mikel Martínez de Morentín y Silvia de Santos, que aportan los siguientes consejos específicos sobre materiales libres de contaminantes hormonales en su blog.
El mejor consejo: ¡huye de los materiales sintéticos!
Del suelo al techo, los bioarquitectos recomiendan los siguientes materiales:
Pavimentos naturales: Un material recomendable es el linóleo natural, fabricado con aceite de lino mezclado con harina de madera o polvo de corcho. También los suelos de cal, tierra o yeso. Evita el PVC que libera contaminantes como ftalatos y dioxinas (estas últimas en caso de incendio).
Baldosas: Se recomienda usar baldosas de barro cocido, hidráulicas o de piedra natural. Por el contrario, las baldosas antiguas pueden contener plomo o cadmio tóxicos.
Mejor madera que moqueta: Las moquetas son fuente de contaminantes hormonales tanto por sus materiales (como el PVC) como por los pegamentos de fijación, retardantes de llama y sustancias perfluoradas.
Elige barnices y tratamientos naturales en lugar de barnices de poliuretano, aceites minerales, betunes o pegamentos.
Para las paredes, utiliza pinturas naturales: de cal, silicato, arcilla, o caseína con aditivos de pigmentos naturales. Las pinturas, barnices y lacas sintéticos pueden liberar al aire interior tóxicos volátiles que contaminen el aire durante meses e incluso años.
Materiales de aislamiento como la fibra de madera, corcho, paja, cañamiza son una buena alternativa a los aislamientos de estireno y de poliuretano, ambas sustancias que liberan contaminantes hormonales.
Elige muebles de madera maciza, tableros tricapa o contrachapados: no son recomendables los muebles de tableros aglomerados, que utilizan colas con tóxicos además de retardantes de llama y tratamientos plaguicidas. Aplica a la madera tratamientos con ceras, aceite de linaza y barniz natural.
Tapicerías: los materiales textiles más saludables son los de fibras naturales como el cáñamo, lino, seda, sisal, algodón o kapok.
Material electrónico: Los equipos electrónicos tienen tratamientos pirorretardantes con sustancias que pueden ser disruptores endocrinos, como los PBDE. Además, al ser de plástico liberan plastificantes como los ftalatos (ver estudio sobre presencia de EDCs en mandos de videojuegos). Se recomienda elegir equipos que, al menos, cumplan la Directiva RoHS sobre restricciones a la utilización de determinadas sustancias peligrosas (Plomo, Mercurio, Cadmio, Cromo hexavalente, (PBB) (PBDE) en aparatos eléctricos y electrónicos.
Cableado e iluminación: utiliza cables libres de halógenos y sistemas de iluminación LED o bombillas incandescentes. Evita las lámparas fluorescentes ya que suponen una exposición innecesaria a mercurio, un potente tóxico, además de disruptor endocrino.
Además de estas elecciones, un consejo sencillo que reduce la contaminación interior es ventilar la casa dos veces al día.