La ratificación del acuerdo económico CETA entre Canadá y la Unión Europea tendría muchos efectos secundarios nocivos, entre ellos el aumento de la exposición a sustancias cancerígenas y a contaminantes hormonales.
Contexto de regulación de los disruptores endocrinos
Este mes de febrero, los estados europeos votarán la propuesta de regulación de los plaguicidas disruptores endocrinos de la Comisión Europea que, de aprobarse, permitirá el aumento de los límites legales de residuos de este tipo de plaguicidas en alimentos y medio ambiente.
La permisividad ante los disruptores endocrinos (EDC) se extendería a otras legislaciones, como la de cosméticos o materiales de envases alimentarios. La conclusión sería un aumento generalizado de la exposición a estos tóxicos relacionados con cáncer en órganos sensibles a las hormonas como mama o próstata, diabetes, daños en el desarrollo cognitivo y pérdida de fertilidad.
La entrada en vigor de CETA sólo empeoraría las cosas.
Durante los primeros años de discusión de la propuesta de regulación de los EDC, la propia Comisión Europea reconoció un «ataque agresivo y bien orquestado» de parte de Estados Unidos, Canadá y otros países, que consideran esta regulación como una barrera comercial.
De hecho, Canadá desde marzo de 2015, ha aprovechado cada reunión del Comité de Barreras Técnicas de la Organización Mundial de Comercio para enfrentarse a la forma en que Europa gestiona los contaminantes hormonales.
Por esta razón, la actual propuesta de la Comisión de aumentar el límite de residuo máximo permitido para los pesticidas disruptores endocrinos (para los que no existe límite seguro), es del gusto de Canadá.
Ceder ante las presiones canadienses (y estadounidenses) daría lugar a la contaminación continua de los suministros alimentarios europeos con disruptores endocrinos.
La entrada en vigor del CETA sólo empeoraría la situación
Cualquier aplicación provisional de la CETA podría suponer un riesgo inmediato para la salud y la protección del medio ambiente en Europa:
- Una de las consecuencias del Tratado sería el incremento en la exposición a sustancias cancerígenas y disruptores endocrinos presentes en nuestros alimentos, juguetes o cosméticos. Se puede obtener más información en el informe «Los nocivos efectos secundarios del CETA» de la Alianza para la Salud Pública Europea.
- Los capítulos 4 («Obstáculos Técnicos al Comercio»), 5 («Medidas Sanitarias y Fitosanitarias y 21 («Cooperación en materia de reglamentación») ampliarían la influencia de Canadá en el proceso de reglamentación interna de la UE.
- El CETA permitiría que Canadá y las empresas con sede en Canadá (como Monsanto) puedan desafiar la legislación sobre disruptores endocrinos o tóxicos (como el Reglamento REACH).
- Las empresas canadienses y la propia Canadá podrán demandar a la UE o a cualquier estado europeo si una legislación protectora de la salud afecta a su ingresos.
- Existe una gran probabilidad de que el CETA dé prioridad a los intereses comerciales sobre la salud de las personas y el medio ambiente.
Ecologistas en Acción, junto a otras 34 organizaciones de la salud y medio ambiente europeas enviaron la siguiente carta a Mr. Giovanni La Via, miembro del parlamento Europeo, explicando todas estas razones, por las que el CETA no debe entrar en vigor.
Si no estás de acuerdo con el CETA, ¡llama a tu Europarlamentari@ preferido! Aquí tienes información sobre ésta y otras cosas que puedes hacer.