Los microplásticos de ciertos cosméticos, como cremas exfoliantes y de la ropa sintética, contaminan los océanos e introducen contaminantes hormonales en la cadena alimentaria marina.
Un estudio de la Universidad de Melbourne muestra que los microplásticos pueden ser un vector de contaminación química de la cadena alimentaria que aumenta la exposición humana a contaminantes hormonales como los PDBE (polibromodifenil éteres), cuya exposición se relaciona con problemas en la glándula tiroides.
Los contaminantes se adsorben en las partículas de microplástico. Los pequeños organismos de zooplancton ingieren los microplásticos al confundirlos con comida. Pero junto con los microplásticos, introducen y transfieren a sus organismos una mayor cantidad de contaminantes hormonales como los PBDE. El zooplancton se encuentra casi en la base de la cadena alimentaria marina, por lo que multitud de especies se alimentan de ellos, aumentando el riesgo de que los contaminantes lleguen hasta el ser humano.
Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico de menos de 5 milímetros que contaminan los océanos de todo el planeta. Fueron investigados por primera vez en 2004 por un equipo de la Universidad de Plymouth, que demostró que los microplásticos contaminan todos los océanos, hasta entornos aislados, como las aguas del Ártico.
Los microplásticos tienen estos orígenes principales:
En primer lugar, los productos cosméticos como jabones exfoliantes que añaden deliberadamente los microplásticos como «microesferas» o micropartículas.
En segundo lugar, se forman por degradación de plásticos de mayor tamaño.
También pueden liberarse como microfibras de plástico al lavar ropa sintética, como indica esta investigación, otro motivo más para elegir las fibras naturales antes que las sintéticas.
Según el Doctor Thomson, de la Universidad de Plymouth:
«Los plásticos contienen una gran variedad de tóxicos potenciales añadidos durante su fabricación (monómeros, bisfenol-A, ftalatos, retardantes de llama y antimicrobianos) que son liberados al medio ambiente. Estos químicos pueden ser transferidos al ser humano a través de, por ejemplo, los envases de plástico utilizados para bebidas o comida, plásticos utilizados en utensilios médicos y juguetes de plástico. Por lo tanto, existe el peligro de que los fragmentos de plástico con estos tóxicos sean ingeridos por organismos marinos (Koch & Calafat 2009; Lang et al. 2008; Meeker et al. 2009; Talsness et al. 2009). Además, los restos de plásticos pueden adsorber tóxicos persistentes y bioacumulables, incluidos los compuestos orgánicos persistentes presentes en los océanos por otras fuentes. En pocas semanas, estas sustancias pueden encontrarse en la superficie del microplástico en varios órdenes de concentración superior a los del agua circundante». (Hirai et al. 2011; Mato et al. 2001; Rios et al. 2010; Teuten et al. 2009).
¿Qué puedes hacer?
Puedes evitar la generación de microplásticos eligiendo productos que no los contengan.
Para evitar tu exposicion a los contaminantes hormonales que se encuentran en los peces, no consumas demasiado pescado graso, ya que los tóxicos se acumulan en la grasa de los animales marinos. Se aconseja una ración de pescado graso a la semana.
California ha aprobado una ley que prohibirá la presencia de microesferas a partir del 2020. Holanda, Bélgica, Austria y Suecia han propuesto que Europa prohíba los microplásticos en sus productos como máxima prioridad.
Otro material de referencia: Basura marina como problema mediambiental global, Richard C. Thompson (University of Plymouth, United Kingdom), Bruce E. La Belle (California Environmental Protection Agency, United States), Hindrik Bouwman (STAP, North-West University, South Africa), and Lev Neretin (STAP).