Francia ha anunciado que prohibirá a partir del próximo 1 de enero de 2016 las bolsas de plástico de un solo uso en los comercios y a partir de 2017 las de frutas y verduras.
Lo residuos de plástico se han convertido en un problema global: 580.000 piezas de plástico por km cuadrado se depositan en los océanos, formando auténticos continentes. Y la cantidad de residuos va en aumento. Si ahora se estima que el 90% de las aves tienen plástico en sus estómagos, un reciente estudio predice serán el 99% para 2050.
El plástico genera graves problemas al enredarse en las aletas de tortugas y peces o atascarse en los aparatos digestivos de las especies marinas. Pero, además, el plástico contiene productos tóxicos que entran lentamente en la cadena alimentaria, afectando a los animales y llegando hasta el ser humano.
El plástico contiene aditivos como los ftalatos y el bisfenolA, que son contaminantes hormonales (disruptores endocrinos o EDC). Estos tóxicos están relacionados con daños al sistema reproductor masculino y femenino, alteraciones del sistema neurológico e inmunológico, enfermedades metabólicas (diabetes y obesidad) y cánceres en órganos relacionados con las hormonas, que han incrementado su incidencia en fauna y humanos en las últimas décadas.
La principal vía de exposición a los contaminantes hormonales del plástico es la dieta.
Comemos los contaminantes hormonales del plástico con las verduras de agricultura industrial. Por un lado, por la gran cantidad de plaguicidas que requiere este modelo agrícola. Un estudio del Dr. Nicolás Olea encontró una media de 8 plaguicidas con capacidad disruptora en las placentas de una muestra de 150 mujeres andaluzas. Pero, además, parece que hasta los propios invernaderos con sus plásticos añaden contaminantes a las cosechas, según indica un proyecto que está realizando la Universidad de Almería.
Como hemos visto, los océanos están llenos de plásticos que liberan estos contaminantes, por lo que se encuentran desde la base de la cadena alimentaria marina y por tanto en el pescado que llega a nuestras casas. Este vídeo de Five Films en colaboración con el Laboratorio Marino de Plymouth, muestra cómo el plancton se alimenta de poliestireno (coloreado de verde).
Por último, los contaminantes hormonales del plástico también llegan a nuestra comida por transferencia desde los envases alimentarios, las latas, utensilios de cocina o el agua de grifo.
Es imprescindible tomar acciones para dar solución a los problemas que genera el plástico a nivel ambiental y de salud. Las ocho millones de toneladas anuales que llegan al mar indican que el reciclaje, tal y como se realiza hoy en día, no es la mejor opción. Además, para algunos plásticos, como el poliestireno, no existe tecnología a gran escala para realizar el reciclaje. La solución para nuestra salud y la del planeta es clara: reducir el consumo de plástico. Además, aprender a vivir sin plástico nos preparará para un futuro no basado en el petróleo.