Comienza septiembre y llega la vuelta al cole. En este periodo, por más que se intente, es casi inevitable realizar alguna compra de material de estudio o de ropa para los niños.
Muchos de los materiales escolares contienen contaminantes hormonales “legales”, es decir, aceptados por la normativa Europea pero que, sin embargo, son sospechosos de producir graves problemas en la salud según numerosos estudios científicos.
Los contaminantes hormonales, también llamados disruptores endocrinos (EDC), afectan al sistema hormonal, produciendo problemas de fertilidad, de desarrollo de los órganos sexuales y de desarrollo del sistema inmune y neuronal. También son sospechosos de estar relacionados con la aparición de diabetes y obesidad, entre otros muchos problemas.
En el caso particular de la presencia de estos contaminantes en material que utilizan niños, es importante tener en cuenta dos factores:
- La exposición a estos contaminantes se produce a través de la ingestión (los niños habitualmente se llevan los objetos a la boca), por absorción a través de la piel o por la respiración.
- Esta exposición es más grave en las etapas de desarrollo del niño, ya que la relación entre superficie de absorción (piel, mucosas) y peso es mayor. También es una edad de gran actividad del sistema hormonal, en la que están evolucionando el sistema reproductor, neuronal o inmune, entre otros. Cualquier alteración en el funcionamiento de las hormonas o sus receptores, puede tener efectos a lo largo de toda la vida del niño e incluso, de sus descendientes.
Muchos de los productos infantiles están fabricados con PVC, policloruro de vinilo. Como vimos en un post anterior, este plástico rígido, no sólo es considerado carcinógeno para el ser humano por la IARC (Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer), sino que también libera un tipo de contaminantes hormonales denominados ftalatos. Además, los productos de PVC suelen contener cantidades estimables de metales pesados, como Cadmio o Plomo o Antimonio, como indica un estudio realizado por la organización Health Stuff y también pueden contener Bisfenol A, por lo que es muy recomendable evitarlos.
Algunos de los productos que se deben evitar son:
- Mochilas y estuches de plástico PVC. La normativa de prevención de contaminantes hormonales que se aplica a los juguetes para niños de menos de 14 años, no se aplica a las mochilas, por lo que tienen un elevado contenido de contaminantes como el Dietil ftalato, según un estudio de la Organización de Consumidores de Dinamarca Think Chemicals. Una alternativa sencilla son las mochilas de materiales naturales.
- Forros de los libros. También suelen ser de PVC. En el caso de forrar los libros, mejor hacerlo con papel o polipropileno.
- Archivadores o cuadernos con tapas de plástico. De nuevo, de PVC. Existen cada vez más marcas ecológicas que ofrecen cuadernos reciclados y material reciclado, como Ecodis, Uninature. Estos productos son fáciles de encontrar por internet.
- Plastilina y pinturas. Es fácil y divertido fabricar plastilinas y pinturas caseras con colorantes alimentarios. También existe la opción de pinturas fabricadas a partir de plantas y pigmentos naturales, sin disolventes procedentes del petróleo.
- Zapatos y chubasqueros de PVC. Se recomienda utilizar productos naturales. En el caso de los chubasqueros, parece que son más seguros los de poliamida.
- Camisetas con dibujos plastificados. Estos dibujos son de PVC, por lo que conviene evitarlas en lo posible.
Los contaminantes hormonales, como los Nonilfenoles etoxilados, también están presentes en la ropa, como vimos en otro post anterior. Para evitar el contacto con la piel del niño, se recomienda lavar un par de veces la ropa nueva, con lo que se elimina en un alto porcentaje los fenoles. Un estudio realizado por Greenpeace sobre varias marcas de ropa internacionales, puede servir de guía para conocer cuáles son las que han firmado un acuerdo en la reducción de los tóxicos en sus tejidos. Aunque, como siempre, lo más seguro en optar por tejidos naturales y marcas con sellos ecológicos.
