La Comisión Europea propone legalizar los plaguicidas disruptores endocrinos que afecten al sistema hormonal de organismos distintos a aquellos que son su objetivo, si pertenecen al mismo filo.
En su nueva propuesta, que se votará en 28 de febrero en el Comité de Plaguicidas (ScoPAFF), la Comisión quiere permitir cualquier sustancia activa que mate plagas afectando a su sistema endocrino, aunque dañe el sistema hormonal de otros organismos «no diana» del mismo filo o división.
A pesar de que la alteración del sistema hormonal sea, precisamente, su modo de acción, ese plaguicida no será considerado disruptor endocrino (lo sacan, por tanto, de la definición).
Puede verse el texto de los nuevos criterios en la página de la Comisión
Graves consecuencias para la naturaleza
Aves que no «recuerdan» su comportamiento reproductivo, anfibios que no realizan la metamorfosis de renacuajo a individuo adulto, moluscos con malformaciones en órganos sexuales, pérdida generalizada de capacidad reproductora, desórdenes de tiroides y lesiones en glándulas suprarrenales… estos son sólo algunos de los efectos de los disruptores endocrinos en la naturaleza, que están poniendo en serio peligro la diversidad de todo el planeta.
Gracias a esta excepción en la definición de disruptor endocrino, un insecticida creado para eliminar una especie de mosquito mediante una alteración en su sistema hormonal que afecte también al sistema hormonal de las abejas o mariposas no se considerará disruptor endocrino, ya que pertenecen al mismo filo que el mosquito (son artrópodos).
La legalización de plaguicidas disruptores endocrinos aumentará la pérdida de biodiversidad entre invertebrados. Europa ha perdido el 45% de los insectos en 40 años y el 9,2% de sus especies de abejas silvestres están peligro de extinción. Estos animales están en la base de todos los ecosistemas y algunos, como los polinizadores, son imprescindibles para la vida humana.
La nueva propuesta de la Comisión, al legalizar los plaguicidas disruptores endocrinos, pone en peligro los ecosistemas y la salud humana.
Una propuesta ilegal
Actualmente, existen 483 sustancias activas autorizadas para su uso como plaguicidas en Europa. De esas, al menos 53 acumulan estudios científicos que demuestran que alteran el sistema hormonal.
El Reglamento 1107/2009 de plaguicidas, en su Anexo II, punto 3.8.2 dice textualmente que «sólo se aprobará una sustancia activa, un protector o un sinergista si no se considera que tiene propiedades de alteración endocrina que puedan causar efectos nocivos en organismos no objetivo».
Por lo tanto, la propuesta de la Comisión es ilegal porque contradice este texto al permitir plaguicidas disruptores endocrinos que afecten a organismos no objetivo.
Además, la Comisión se excede en su mandato, que era elaborar unos criterios científicos para definir qué es un disruptor endocrino, no modificar ni introducir excepciones al Reglamento de Plaguicidas, para cuya aprobación intervinieron el Parlamento, el Consejo Europeo y la propia Comisión.
Otras razones por las nos oponemos a la propuesta
La propuesta de definición de contaminantes hormonales tiene diversos puntos por los que ha recibido las críticas de los estados europeos, entre ellos España, y multitud de organizaciones de la salud y ecologistas.
Quizá el más preocupante es que hace muy difícil, si no casi imposible desde un punto de vista científico, que una sustancia sea considerada disruptor endocrino.
Bajo la nueva propuesta se considerará que una sustancia activa, protector o sinergista tiene propiedades de disrupción endocrina si se cumplen estas tres condiciones (todas):
- Produce un efecto adverso en el individuo intacto o su progenie.
- Tiene un modo de acción endocrina, es decir, altera el sistema endocrino
- Y el efecto adverso es consecuencia de la alteración endocrina
Según toxicólogos y endocrinólogos, demostrar científicamente esta última relación de causalidad, la que explica el efecto adverso a través de un modo de alteración endocrina concreto, es prácticamente imposible en la actualidad.
Lo que sí existe son multitud de estudios que demuestran la relación entre exposición a un disruptor y el efecto adeverso, sin determinar el modo de acción.
La consecuencia es que multitud de disruptores endocrinos pueden seguir en nuestro entorno, causando daños en humanos como cáncer, malformaciones y problemas neuronales.
Animamos a que el próximo 28 de febrero, en la votación por parte de los estados miembros de la propuesta, España continúe con la posición mantenida en las cuatro votaciones anteriores y se oponga a la propuesta.
Tú también puedes votar en contra en este enlace: