Los controles oficiales del agua potable son insuficientes: ni analizan los plaguicidas que realmente se usan en los campos, ni controlan el agua de todos los municipios, según un estudio.
Los controles no miden los plaguicidas en uso
En su nuevo estudio “Plaguicidas en el agua de consumo humano”, Ecologistas en Acción denuncia que los controles oficiales de plaguicidas en agua de grifo son insuficientes. Los datos se refieren al año 2021, pero podrían extenderse a la actualidad porque no se han producido cambios en la estrategia de análisis.
En conclusión, los controles del agua potable, en los referente a la presencia de plaguicidas tóxicos, deben mejorar para dar a la población la información que merece.
De poco sirve el control de plaguicidas en agua, si los tóxicos que están buscando son sustancias antiguas, que ya no se usan. En su lugar, los controles deberían indagar la presencia en el agua de los plaguicidas más ampliamente utilizados en cada zona, que son los que pueden acabar contaminando, por contaminación difusa, el agua que llega a la población.
Además, un elevado número de poblaciones españolas carecen de analíticas para detectar plaguicidas en su agua potable, por lo que no tienen ninguna información sobre la presencia de estos tóxicos.
Por lo tanto, la información que están dando las autoridades responsables, con el Ministerio de Sanidad a la cabeza, no es ni completa, al no recoger todas las poblaciones, ni representativa de la situación real, al obviar los plaguicidas que realmente se emplean en la zona de abastecimiento.
Contaminación difusa de plaguicidas
La contaminación difusa por plaguicidas de uso agrario es un riesgo para la salud. Así lo demuestra Ecologistas en Acción con el repaso del caso contaminación con herbicidas agrícolas del agua Les Garrigues, en verano de 2022.
En la Mancomunidad de les Garrigues (Lleida) entre los meses de mayo y agosto de 2022, se procedió a la prohibición del consumo de agua potable a 25 pueblos tras la detección de dos herbicidas muy tóxicos por encima de la norma de calidad de 0,1 μg/litro.
Por declaraciones del Presidente de la Mancomunidad de les Garrigues a RTVE, se deduce que este es un problema recurrente en esta zona de agricultura intensiva. También que la causa fue la contaminación difusa de la zona de abastecimiento, el pantano de Utxesa, por la aplicación de dos herbicidas en los campos de agricultura intensiva de la zona.
Los herbicidas detectados, la terbutilazina y el metolacloro, son ambos tóxicos para el medio acuático. La terbutilazina tiene también toxicidad aguda para la salud humana. El metolacloro es un herbicida no autorizado en la Unión Europea desde 2002, posible carcinógeno en humanos según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la contaminación por el herbicida metolacloro
del pantano de Utxesa es un asunto habitual. Así también lo concluye el documento “Red de control de plaguicidas. Informe año 2021” elaborado por la Confederación Hidrográfica.
Por su parte, la Agéncia Catalana de l’Aigua concluye que no ha podido detectarse ningún foco de contaminación puntual que sea origen de la contaminación. Por lo tanto, su principal hipótesis es que el episodio habría sido originado por contaminación difusa desde la extensa área agrícola que rodea el pantano.
Una vez recabada toda la información, Ecologistas en Acción denunció ante la Fiscalía de Lleida la contaminación, que podría ser constitutiva de un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente.
Esta demostrado que el uso de plaguicidas agrarios puede contaminar el agua en las zonas de abastecimiento. Por esta razón, las autoridades sanitarias deben conocer qué plaguicidas se emplean en cada zona, buscar su presencia en el agua. Y, como no, que las medidas de eliminación de los tóxicos sean pagadas por los contaminantes.