Una reducción en la cantidad y toxicidad de los plaguicidas beneficiará en primer lugar a los y las agricultoras que sufren en primera línea los daños de estos tóxicos. Así lo demuestran los documentos internos de Syngenta sobre su herbicida paraquat, hechos públicos en un proceso judicial abierto por agricultoras afectadas de parkinson.
Paraquat al descubierto
Un proceso judicial contra Syngenta, abierto por un grupo de agricultores y agricultoras enfermas de Parkinson tras emplear el herbicida paraquat, ha sacado a la luz los documentos internos del el gigante agroquímico.
Estos documentos muestran de forma descarnada cómo los directivos conocían la mortalidad de su herbicida paraquat y no cambiaron la formulación por no asumir los costes.
Conocemos estos datos gracias a la investigación de Public Eye y Unearthed. En su informe, detallan la irresponsabilidad crónica de una empresa agroquímica decidida a mantener a su herbicida en el mercado, a pesar de las decenas de miles de muertos.
El paraquat vendido por Syngenta es uno de los plaguicidas más antiguos y tóxicos del mundo. Prohibido en Europa, seguimos produciéndolo aquí para exportar a terceros países.
La empresa británica Imperial Chemical Industries (ICI) lanzó el paraquat al mercado en 1962. Tras unos años, ICI cambió de nombre a Zeneca… una de las empresas creadora de la vacuna AstraZeneca. El negocio farmacéutico y el agrotóxico están íntimamente relacionados. En el año 2000, Syngenta retomó las actividades “plaguicidas” Zeneca.
El herbicida paraquat en su formulación Gramoxone es mortal y no tiene antídoto. Ya se ha cobrado decenas de miles de víctimas en todo el mundo según Michael Eddleston, profesor de toxicología clínica de la Universidad de Edimburgo y referencia mundial en la materia. Se han registrado casos de envenenamientos mortales en países tan variados como los Estados Unidos, Trinidad y Tobago, Brasil, Costa Rica, Malasia, Sudáfrica o la India.
Fórmula mortal
Aunque la exposición al herbicida produce enfermedades crónicas a las y los agricultores, el mayor número de muertes se debe a envenenamientos, accidentales o no.
Syngenta siempre ha declarado que hace todo lo posible para evitar estas muertes accidentales. Para ello, añade a la fórmula un agente emético (para inducir el vómito) además de un ingrediente de olor fuerte y colorante.
Pero la cantidad de emético añadido no permite evitar las muertes por envenenamiento. Los documentos internos desvelan que Syngenta ignoró repetidamente las advertencias de sus propios científicos y se opusieron a la introducción de fórmulas más seguras, al no considerarlas soluciones económicamente aceptables.
Así lo declara el toxicólogo Jon Heylings que trabajó durante veintidós años para ICI, Zeneca y después Syngenta. Heylings dirigía los trabajos para desarrollar formulaciones de paraquat más seguras. Según él, la dosis del emético es demasiado pequeña para provocar vómitos lo suficientemente rápido a la mayoría de quienes ingieren una cantidad letal del herbicida.
Lo único que quiero es que el próximo niño que se trague por accidente un sorbo de paraquat tenga oportunidad de sobrevivir, pudiendo vomitar antes de que una dosis letal de veneno pase a su sangre y muera por insuficiencia respiratoria.
Treinta años después, sin embargo, Syngenta sigue produciendo su herbicida «Gramoxone» con la misma concentración del agente vomitivo.
Los documentos liberados muestran cómo ICI podría haber centrado su producción en formulaciones sólidas y menos concentradas que ya vendía en el mercado británico en los años 70. La tasa de mortalidad del envenenamiento por Gramoxone era del 78 %, en comparación con un 16 % con los productos granulados sólidos.
Pero lanzar al mercado productos granulados hubiera obligado a la empresa a asumir «costes prohibitivos», como puede leerse en las actas de una reunión de 1985.
Esta información llega tarde para muchas personas envenenadas y con Parkinson, pero puede servirnos para ver cómo la industria pone sus beneficios por delante de nuestra salud.